Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Los 7 Delfines

Carnaval de fantasmas

Cronista: Gentileza: Leo Ros

09 de Diciembre, 2008

Carnaval de fantasmas

Delfines de aguas oscuras

Richard Coleman creó Los Siete Delfines allá por el comienzo de los ‘90, luego de haber conformado bandas ochentosas y fundacionales como Fricción y Metrópoli, y de ser parte del mundo Soda Stereo. Pasaron casi 20 años de eso y Coleman sigue más o menos igual. Tras girar con Gustavo Cerati y ser uno de los responsables del sonido de “Ahí vamos” , el disco más exitoso del vocalista de Soda, Coleman volvió a Los Siete Delfines. Nunca se fue en realidad, pero el último trabajo del grupo fue “Aventura” allá por el 2001 y ese no era un buen presagio. “Carnaval de fantasmas” está producido por él y es un muestrario perfecto del sonido que Coleman supo conseguir, casi desde que agarró una viola por primera vez.

El álbum comienza con “No me iré” con la voz distorsionada de Coleman, para luego aclararse un poco, con el parámetro de claridad que manejan Los 7 Delfines. Suena contundente y noventosa. Sigue “Parece que hay lugar”, que encuentra a Coleman más preocupado en los sintetizadores y programaciones que en la guitarra. “Múrcielago blanco” devuelve a las guitarras al primer plano. Y con todo, hasta el punto de discutirle el cetro de aplanadora del rock a Divididos. “Carnaval de fantasmas” es una balada, que con su melancolía se vuelve hipnótica, ideal para resetearse, con el volumen al taco, en un cuarto y con la luz apagada. En ella participan solamente los dos sobrevivientes del prime L7D, Coleman y el baterista Braulio D’Aguirre.

“En tu cabeza” permite un juego de monótonas voces entre dos Coleman y más noventas y más oscuridad. “Horas” tiene reminiscencias del dark de los ochenta, del mismo género que el propio Richard fue parte. En ese campo la profundidad se alcanza en “Marluna”, una canción que parece caída de la pequeña pero fundamental discografía de Fricción, pero con la particularidad de que está escrita por el guitarrista Diego García, en una de las pocas veces que Coleman delega el mando letrístico y musical en el disco.

Llega “Ambiente”, que tiene la mejor línea de bajo del disco y Germán Lentino es el culpable de eso.  “Paradigma” se destaca por sobre el resto, y tiene que ver directamente con un respiro en el sonido, con la mezcla de texturas acústicas con eléctricas pero con ritmo de rock. Es cortita y efectiva y tiene destino de hit, por lo menos para las huestes sietedelfineras.

“Subsonido” es moderna, bailable y vuelve a mostrar a Coleman buscando un equilibrio entre la electrónica y el pulso rocker. Lo logra con holgura y es otra de las diferentes de “Carnaval de fantasmas”. El que se cierra con “Herido”, otra composición de García, que cuenta con la participación invitada de Fernando Puppo tocando sitar y tambura, y que con tormenta sónica se convierte en la pieza más experimental del disco.

Los Siete Delfines vuelven a la carga con un disco que los muestra nuevamente atados a una sonoridad de otras décadas, pero que finalmente resulta la marca registrada de la banda.

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