Paterimon
Regalitos
15 de Diciembre, 2008
En su tercer disco, el trío consigue ser poderoso sin ser power.
Paterimon nace en el barrio de Liniers de la mano de los hermanos Kontos, Jorge (guitarra, voz y letras) y Pablo (bajo) y en ese origen griego hay que buscar también el significado de la banda (Padre Nuestro). Al debut discográfico con “Alma” (2002) y la continuación con “Papa está de rosa” (2004), este año llega “Regalitos”, el álbum con el que pretenden encontrar un sonido propio y por momentos lo logran. El trío se completa con el baterista Jeremías Tvethe y los tres son los responsables de componer la música de las 12 canciones que trae el disco.
Cuesta encontrar una influencia directa en el sonido de Paterimon. Pese a tener una estructura de trío bien marcada y con escasos aportes de otros instrumentos, la banda está lejos de ser un power trío tradicional y su propuesta oscila entre un pop bien oscuro y la crudeza melódica del punk.
El comienzo es demoledor con “Aquí me ves”: guitarras garageras en estilo Strokes bien al frente para luego dar paso a “Confieso”, pura oscuridad británica que se va aclarando hacia el estribillo. “Desearía” inaugura la veta punk del trío, que se profundiza en “Fuera de mí”, con su viaje desde Sumo a Kusturica y continúa con “No encajás”, que arranca solamente con la guitarra para después sumarse el resto de la banda, una fórmula que le dio muchos resultados al punk sobre todo desde los ’90.
“Te conocí” es denso y pesado, el tema más oscuro del disco. El sonido dark de Paterimon aparece también en “Permiso”, que adquiere solemnidad gracias al cello y en “Hay que festejar”, el corte de difusión que tiene el galope del Cure frenético y pasajes instrumentales góticos y más relajados.
Los temas que completan “Regalitos” son “Con alegría”, un jugueteo constante entre la guitarra y el bajo; “Pasa que pasa”, un nuevo guiño al punk, y dos buenas canciones: una es “Otra vez”, que arranca con una de las pocas violas acústicas del disco y pasa del fogón de las estrofas al estribillo potente y machacante. La otra es “Visitas”, que empieza con guitarras filosas para luego dar paso nuevamente a un espíritu gitano.
El arte del álbum guarda cierta conceptualidad, ya sea desde los colores (la trilogía rojo, blanco y negro); los dibujos del booklet (una fábrica de zapatos, en cuyo subsuelo se estableció el estudio donde se grabó el disco) y la foto de tapa, con el grupo ofreciendo un regalito, ya que una de las formas de conseguir este trabajo es bajarlo de Internet, con el permiso y estímulo de la banda.
Con un sonido prolijo, buenas canciones y una estética cuidada y rockera, Paterimon hace de “Regalitos” un disco prometedor y una buena opción para estas fiestas.
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