Pablo Krantz
Les chansons d’amour ont ruiné ma vie
04 de Noviembre, 2008
Un argentino en la crème de la canción francesa.
La de Pablo Krantz puede ser una de las tantas historias de emigrados post devaluación que ocupan ocasionalmente las páginas de diarios y revistas. Es que este artista multifacético (poeta, cantautor, narrador) dejó atrás su Buenos Aires natal a principios del 2002 para instalarse en París. Acá dejó dos álbumes, dos libros de cuentos e innumerables textos repartidos en diferentes medios. Allá perfeccionó aún más el idioma que ya manejaba con fluidez y se instaló en la siempre vanguardista escena parisina. “Les chansons d’amour ont ruiné ma vie” (Las canciones de amor arruinaron mi vida) es su primer larga duración en francés, publicado originalmente en marzo de 2007 y reeditado en la Argentina por el sello Ultrapop a principios de este año.
Krantz entrega once canciones amenas, íntimas y autorreferenciales, que crean atmósferas con facilidad, pese a la barrera que puede acarrear el idioma. En este sentido, y teniendo en cuenta que por las características del autor el contenido de las letras es indisociable de las melodías, hubiera sido más que necesario acompañar esta edición argentina con los textos traducidos, para ahorrar el trabajo de recurrir a Internet a quienes no dominamos la lengua francesa.
En el plano musical, las guitarras acústicas dominan el álbum, aunque lejos está Krantz de ser un trovador folk en el más estricto sentido del término. Instrumentos de cuerdas, percusiones varias, teclados, samplers y muchos coros se complementan a la perfección y son el colchón ideal para que el autor despliegue su voz con mucho de crooner pero llena de matices, lo que redondea un trabajo apto para un público mucho más amplio del que puede suponer la salvedad hecha del idioma.
Entre las piezas destacadas del disco se encuentran “Babel City Tour (Dimanche apres-midi), una música algo más power que el resto, y con instantáneas parisinas de un domingo por la tarde, en una conjunción de letra, música y fraseo al mejor estilo Lou Reed. “Chez Dalila” es una chanson francaise hecha y derecha, deudora de clásicos del género como Jacques Brel y Serge Gainsbourg, y una historia que mezcla una peluquería/cabaret con personajes bíblicos. “Le reve du samedi” es un pop ganchero, con guitarras y loops que adornan lo justo y necesario una letra maldita que reflexiona sobre la peligrosa frontera entre las ilusiones de cualquier sábado y el bajón de todo domingo.
En “Les cartes de visite” Krantz potencia su estampa de crooner para desgranar una letra sabiniana de chicas de todo tipo y color, una fórmula que repite en “Le tour du monde en 80 nuits”, ahora viajando imaginariamente por lugares emblemáticos del globo. “Dans ta piscine” tiene cosas de Jorge Drexler (acaso el artista main más comparable a Krantz), mientras que “Dans ta boîte à lettres” suena amigable y aún más beatle con su letra retro de cartas y buzones. Con “La seule institution que je respecte”, el autor vuelve a trasladarse a las entrañas de la música francesa para acompañar una historia bien santiagueña: es que, al fin y al cabo, la única institución que Krantz dice respetar es la siesta. Para quienes lo deseen, se puede acceder a las letras traducidas al castellano a través del siguiente link:
http://www.pablokrantz.com/rubs_ar/traduccionesalbum2008.html, un apartado dentro de la página del cantautor.
Lejos de la fábula del hijo pródigo, Pablo Krantz vuelve a la Argentina con un material bien afrancesado, ideal tanto para presumir en una cena de a dos como para animarse a hurgar en su universo tan particular como atrapante.
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