Metallica
Death Magnetic
14 de Octubre, 2008
Metallica resurge de sus propias cenizas para dar luz a su mejor álbum en casi dos décadas.
Tras cinco años de silencio discográfico, Metallica ha logrado reencontrarse con sus propias raíces en “Death Magnetic”, su más reciente placa. Canciones largas y épicas (en su mayoría por arriba de los siete minutos), riffs intensos, acordes potentes y, sobre todo, la reaparición de los solos de guitarra a cargo de Kirk Hammet hacen de este disco la mejor producción de la banda en los últimos 17 años.
Metallica comenzó su carrera a principios de los ochenta, cuando emergió de la escena under de San Franciso con “Kill ‘Em All”, su disco debut de 1982, piedra fundacional del thrash metal. De allí se convertirían en la banda pesada más grande del planeta, después de que su “Álbum Negro” vendiese más de 22 millones de copias alrededor del mundo (algo que ningún otro grupo de heavy metal ha logrado jamás).
Sin embargo, los noventa encontrarían a Metallica enfocándose en un perfil más alternativo/rockero que, si bien continuó siendo un éxito comercial, terminó alejando a sus fans de la “vieja escuela”. Si bien “St. Anger” (2003) había mostrado nuevamente un perfil pesado e intenso, las afinaciones bajas de la guitarra, una pésima ecualización de batería y la falta de solos de viola hicieron persistir ese divorcio. Al menos hasta ahora…
Metallica terminó su relación de quince años con el productor Bob Rock (señalado por muchos como el culpable del cambio de sonido) y contrató a Rick Rubin, cuyo curriculum incluye la mayor parte de la discografía de Slayer, además de artistas como Danzig o AC/DC entre otros. El resultado muestra a Metallica reencontrándose con las raíces de su propuesta, llevándolos de vuelta a 1991, o quizás un poco más atrás también.
En realidad, el sonido de “Death Magnetic” muestra una mixtura de diferentes etapas en la carrera de Metallica. Desde los riffs técnicos e intrincados de “And Justice For All…” al medio tiempo que dominó el “disco negro”, e incluso algunos pasajes melódicos más típicos de los noventa.
Aún así, se trata de un álbum intenso y agresivo, que lleva a la banda a reencontrar su identidad musical, y a los fans a disfrutar de un Metallica del que hace rato no se escuchaba. “That Was Just Your Life” o la feroz “All Nightmare Long” son claros ejemplos de ello, con una demoledora labor de Lars Ulrich en la batería, sumado a un puñado de riffs acelerados característicos de los ochenta y una estructura típica de sus piezas más legendarias. También hay lugar para las clásicas baladas de Metallica, con la épica “The Day That Never Comes” (el primer corte de difusión del disco), que por momentos recuerda a “Fade To Black”.
El punto más bajo del álbum probablemente pasa por “The Unforgiven III”. Con poco y nada en común con las primeras dos partes (del “Álbum Negro” y “ReLoad” respectivamente), esta tercer entrega cae en la pasiva cadencia de las piezas más cuestionadas de Metallica en su etapa de los noventa.
La instrumental “Suicide & Redemption” parece arrancar más como una zapada que como aquellos legendarios instrumentales de Metallica (“Orion”, “To Live Is To Die”, “The Call of Ktulu”), hasta que finalmente levanta a mitad del tema con un sensible solo de guitarra, desembocando en una cambiante estructura que se construye sobre la clásica pared rítmica de Metallica, a cargo de James Hetfield y Hammet.
“My Apocalypse”, probablemente la pieza más pesada del disco, le da a “Death Magnetic” un cierre tan intenso como su apertura. Cualquiera de sus riffs podrían tranquilamente filtrarse en los discos más clásicos de la banda sin desentonar, mientras que la garganta de Hetfield parece desgarrarse por momentos, recordando al chileno Tom Araya, frontman de Slayer.
La anunciada vuelta de Metallica a sus raíces más pesadas llegó cuando menos se la esperaba. Después de los noventa y la decepción de sus fans con “St. Anger”, parecía prácticamente imposible imaginar a Hetfiled, Ulrich y los suyos reencontrando su identidad musical. Sin embargo, han logrado reinventarse a ellos mismos y sorprender a propios y ajenos una vez más. Esta es la Metallica que tanto extrañábamos.
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