AVI
Mil Rayos
29 de Julio, 2008
Canciones con brillo entrañable.
AVI es el proyecto solista de Alfredo Visciglio, compositor y cantante que a mediados de los 90’s formó el grupo Pavo Frío y que desde 2002 comenzó a darle forma con presentaciones en vivo en diferentes escenarios de la ciudad de Buenos Aires. Con este debut, Mil Rayos (2007, Bambi Records), nos trae diez canciones y baladas con logrados arreglos de cuerdas, vientos y teclados.
Aliado a músicos de excelente nivel que transitan varios discos y shows del interesante panorama solista que integran por ejemplo, Juan Ravioli, Andrés Ruiz y Pablo Krantz, AVI -guitarras, voz y teclados y producción- invitó al talento múltiple Ulises Conti (músico y compositor de cámara), el saxofonista Pablo Romagnoli y el trompetista Andrés Ravioli. Además: Pablo “Michu” Varela (baterista de Martes Menta, Avant Press y Bristol) y el músico electrónico/ experimental Ernesto Romeo (Klauss), entre otros. La postproducción y mezcla la realizó el músico y productor Yul Acri (Daniel Melero, Los Látigos, etc.).
Comenzando el disco por “Susan”, tenemos que un motivo de guitarra terrosa se graba en la mente y cabalga sobre el fondo sintético que nos cuenta de una angustia sin nombre. Guitarras folkies y bajo profundo se aferran a una batería desganada para lograr una cadencia cansina para esta breve canción que sobre el final devanea con una slide guitar.
“Hackers” es tal vez, junto a “Puedo despertar”, uno de los hits del álbum. El clima es aquí animado y la rítmica más fresca; las guitarras rasguean sueltamente y a ellas se suman efectos juguetones.
Siguiendo el tenor lúdico de estos sonidos llega el instrumental “LyM”: cinco minutos de paseo bucólico en el que las teclas y los ruidos campestres, junto a la base ralentada se psicodelizan inspirados quizás en el George Harrison de Magical mistery tour y el Pink Floyd de Syd Barret, pero con resultados menos sombríos.
Merecen atenta escucha también la anhelante y turbia ligereza de “Tell me”, el indie expansivo y alemán (está cantado en ese idioma) de “Gegenwart” y el track que cierra Mil rayos: “Milos Forman”.
Esta canción comienza con el singular piano eléctrico Rhodes (el que suena en “Get back” de The Beatles, por ejemplo), toma impulso guiada por crudas guitarras rasgadas y deviene, con el correr de los minutos, en una amistosa zapada entre cuerdas, efectos y teclados; el final instrumental se prolonga en un sound track deudor del jazz rock setentas que reboza emoción para homenajear al director cinematográfico de Amadeus y Man on the moon.
Con un muy buen ensamble instrumental con y entre los diferentes músicos que lo acompañan, AVI se desenvuelve con soltura para tocar y cantar. Su voz no siempre lo acompaña con altura en la interpretación, aunque la composición equilibra la balanza a su favor. Las letras, en diversos idiomas, se acomodan a la propuesta sin restar protagonismo a la música, que es la que lleva las de ganar.
AVI presenta en “Mil rayos” una buena propuesta para los amantes de climas entrañables y canciones que brillan en aparente opacidad.
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