Miradas nuevas

Una manera de resumir la historia de una banda de rock es jugar con los títulos de sus discos. En el caso de La Chingada, si “Crecer” (2003) tenía que ver con la novedad de la edición del primer material, “Miradas nuevas” aporta otros matices a la propuesta del grupo, que, si bien mantiene la energía del disco debut, se permite jugar con nuevos géneros, siempre con un énfasis bien rockero en los arreglos.

El disco abre con “Mi verdad”, con la armónica de Sergio Corna dibujando un riff contagioso con aires piojosos. “Miradas nuevas” con las guitarras de Pablo Gaitán y Juan Blasco en un juego de guitarras para un cierre bien rocanrolero, que le da paso a uno de los mejores temas del disco: “Como llegar”, un clima denso, con reminiscencias ricoteras de los ’80 y un cierre con el saxo de Roberto Nicolaci.  

En el juego de climas que presenta el álbum, hay paisajes oscuros, como “Más que ayer”, el tema más cercano al pop, “Despertar”, un in crescendo épico al estilo Héroes del Silencio y “Cuando”, una estrofa bien densa marcada por las líneas del bajo de Cristian Cendón y un cierre con el saxo al mango, que recuerda al “White trash” de Sumo.

Los momentos más frescos llegan de la mano del rock and roll, como “La mochila”, con su estribillo a puro machaque de la batería de Fernando Blumetti, “Tute”, más cercano al rythmn and blues y “Ruegos”, un rockazo que arranca con fuerza, descansa un tiempo en la voz y la armónica y termina nuevamente arriba.

En “Un nuevo amanecer” se ve la influencia de Las Pelotas, sobre todo en la voz de Alejandro Cendón, que recuerda a la del ahora ex cantante pelotero, el Bocha Sokol. “Vuelve” y “Para ustedes” son los momentos más tranquilos del álbum. El cierre, en cambio, es todo adrenalina, con la voz invitada de Ciriaco Viera, de Nagual: cinco minutos en los que voces y guitarras se sacan chispas.

Con una producción bien cuidada y los arreglos rockeros como marca distintiva, La Chingada dio otro buen paso en el sinuoso camino del rock hecho a pulmón.