Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Arbol

Hormigas

Cronista: Gentileza: Fernando "Chatarra" Fauszleger

12 de Marzo, 2008

Hormigas

Árbol muestra en Hormigas “un campo sin fin”.

Para un oyente amante de los sonidos pop 80’s, lo mejor es entrar a Hormigas  desde el sexto tema: “Revoloteando”. Esta canción fresca y bailable (¿por qué no decir hermosa?) con letra del bajista Sebastián Bianchini y música compartida con el guitarrista Hernán Bruckner, el cantante y percusionista Pablo Romero y el baterista Martín Millán, es una de las tantas vertientes sonoras que el grupo se permite sacar de su galera musical.

Otras canciones que remiten al eclecticismo propio del actual cuarteto -desde la partida del cantante y multiinstrumentista Eduardo Schmidt a fin de 2006- pueden ser la a capella “Plata”; la que abre el disco, “Soy vos”; el hardcore límpido “Tiquitiquitiqui” o la pianística “Mirá vos”: un tema con Los Tipitos de invitados que tiene una frase perdurable y popular: “La vida es simple, la gente la complica” en medio de un ritmo marchante con coro beatle a lo Lennon incluido.

Sin pasar por alto dos temas contundentes desde lo sonoro (y con sutil pátina electrónica) como son “Palabras” y “Sobrinos” –hay acá una interesante e intrincada historia–, puede mencionarse como uno los puntos altos del disco la canción  “Memoria”, que tiene al otro invitado de Hormigas, Fernando Ruiz Díaz. El cantante de Catupecu Machu acomoda fácilmente su voz rasposa en este tema rock pop con toques de baguala que linkea con “Paloma”, “El campo sin fin” y “Mudanza” por esa mezcla de rock, pop y/o metal con folklore argentino que tan bien le sienta al grupo fundado en el Oeste del Gran Buenos Aires. Es inevitable conectar aquí con Divididos cuando también explora con fortuna ese costado y el camino nos lleva al folk rocker Gustavo Santaolalla, que produjo el memorable La era de la boludez, del trío de Mollo y Arnedo y fue productor artístico de Árbol hasta su anterior trabajo, el exitoso Guau!.

Puede que ésta sea una de las vetas musicales más profundas de Árbol y por ello no extraña que en estos temas consecuentemente las letras tengan más vuelo. Es que en este disco se destacan las líricas en las que el mensaje es abierto a varias interpretaciones, personales o colectivas, sin necesidad de tener que imponer un único punto de vista o decir algunas verdades.

Cuando el rock y el pop saturen puede ser una buena búsqueda-hallazgo remitirse a los sonidos de la Tierra. De todos modos, esto habría que preguntárselo a las hormigas.

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