Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Carmina Burana

Odas para la danza del átomo

Cronista: Pablo Andisco

13 de Marzo, 2008

Odas para la danza del átomo

Tercer trabajo de los santafesinos, un delirio consciente.

Con más de diez años de carrera, Carmina Burana lleva un paso adelante el estilo que venía desarrollando y busca trascender en un álbum continuo y casi conceptual. De allí que los silencios prácticamente no existan, estructuren buena parte de los relatos en leyendas del imaginario popular y se permitan incluir una conversación de casi 20 minutos acerca de la observación de ovnis sin que suene demasiado descolgado.

En el plano musical, la banda no se priva de casi nada. Van desde la tarantela power de “Atomo” hasta las programaciones electrofolk de “Destrucción masiva”, con un pie en los géneros más tradicionales y otro en el hardcore y la distorsión, al estilo Mano Negra o Todos Tus Muertos. En ese camino hay lugar para el chamamé (“Curupyrá”), el reggae (“Me iré”, con el bajo y los vientos bien adelante) y el ska de “Trance hipnótico”, de lo mejor del disco.

Cuando se alejan de las mixturas y se afirman en la pureza de cada género, la banda aprueba, aunque se pierde la riqueza del riesgo: chequear el cuarteto “El chango del místico” o “Mandynga vive” un hardcore peleador al estilo Molotov. 

En el sentido literario, la banda reivindica a los Goliardos, un grupo de poetas errantes de la época medieval que desarrollaban su obra por fuera de la Iglesia y lo establecido socialmente. De allí que mitos, leyendas y creencias populares ocupen un lugar central en las letras de la banda, sin dejar de lado la denuncia, generalmente con la ironía como línea narrativa. 

Pese a tener dos obstáculos aparentes, como lo poco convencional de su propuesta y el hecho de no tener a la Capital como base de operaciones, Carmina Burana tiene armas para llegar bien lejos La energía que transmite la banda y la decisión de transformar aquellas dificultades en banderas así lo manifiestan.

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