Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Manu Chao

La Radiolina

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro

15 de Enero, 2008

La Radiolina

En La Radiolina Manu Chao enciende la sirena y contagia algo de su energía errante. Un disco que da vida.

Hace algo más de 20 años José Manuel Thomas Arthur Chao, mejor conocido como Manu Chao, fundó un grupo que, con el correr de los años, ganaría categoría de mito. El nombre del conjunto era Mano Negra. Y el logro alcanzado fue conseguir, a través de sus tres lenguas predilectas (francés, inglés y español), un mensaje y un sonido sin raigambre firme: el común denominador de un pueblo común con voz. Una sublevación más que musical.

Ya consolidado como solista, luego de dos discos trascendentales (Clandestino -1998- y Próxima Estación: Esperanza -2001-), Chao encendió una mecha que todavía perdura a pesar de los años. Tanto que la esencia de Manu trascendió la frontera de lo musical hasta convertirse en un fenómeno ideológico con fuerte valor estético.

Con pose de vaquero postmoderno , algo desafiante, aunque sonriente, el cantante pregunta desde el arte de tapa  de su última placa (La Radiolina): ¿Y ahora qué? La respuesta es simple: un combo de ritmos variados con la típica impronta del cantante francés. Eso sí, Manu parece, a juzgar por el tempo de sus canciones, algo más enérgico.

Las reminiscencias a Mano Negra son más frecuentes que en sus dos trabajos anteriores. “Rainin in paradize”, “Mamá cuchara” y la oscura “The bleedin clown” confirman lo antes expresado. Mientras que la flamenca “Me llaman calle” (típica canción hitera de Chao), “A cosa” (donde se pone el traje de cantor francés  dulce de los 60 y 70) y “Piccola radiolina” (en la que se pinta más reflexivo: “Soñé la ilusión. Soñé otro mundo. Soñé otra joda”) lo devuelven a la fórmula del corazón y esperanza desoladora. 

En esta oportunidad Manu no pierda la diversidad de canciones propias de un músico errante. La esencia de los parajes visitados se percibe con naturalidad: Estambul, Zagreb, Río de Janeiro y Madrid son algunos de los sitios de los que se respira.

Pero también explora temáticas más acordes a los tiempos que corren como la anti Bush “Tristeza maleza”. Y otras dedicadas a Diego Maradona (“La vida tómbola”) y a las trabajadoras del sexo (“Me llaman calle”).

“Soñe otro” vuelvo sobre pasos marcados, pero le aporta un descanso algo tardío con su tranquilizador instrumental. ¿El cierre? “Amalucada vida”, en la que Manu saca a relucir su portugués para dar rienda a una bella canción de amor.

Manu Chao vuelve con una fórmula que, por momentos, parece repetitiva. Sin embargo, con una temática siempre fuerte y comprometida, logra sortear algunas piedras desde lo musical. La Radiolina despierta, alumbra y da vida. Contagia y emociona. Sirve la mesa con un artista que sabe ponerse el traje de anfitrión para un viaje sin descanso. Como la tómbola de la vida.

TODAS LAS FOTOS