Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Otra Vez Sopa

No puedo dormir

Cronista: Gentileza: Pablo Gabriel Krause

02 de Enero, 2008

No puedo dormir

Detrás de un olvidable arte de tapa, Otra Vez Sopa muestra una amalgama de potenciales hits con aroma rioplatense.

Un chopp de cerveza llenándose ilustra la portada de No puedo dormir, el disco de Otra Vez Sopa. Entre la tipografía, la imagen y el estampado “noventoso” del CD y el libro, pocas esperanzas le quedan a uno de encontrar algo de relativa calidad en el disco. Aunque por fortuna, no todo es tan así.

Producido por Daniel “Pity” Fernandez (Los Piojos) y Martín “Tucán” Bosa (Attaque 77) el álbum recorre once canciones con una clara influencia de los sonidos de uno y otro lado del Río de la Plata. Ahora bien, con amigos como los que tienen, y la disponibilidad que hoy en día hay para adquirir un Photoshop, podrían haberse jugado un poco más con la tapa muchachos…

El disco abre con “El Box”, un desencuentro amoroso relatado como si se tratase de un round de boxeo, en donde Esteban Bolla juega con el tango en las voces, lo cual resulta bastante efectivo teniendo en cuenta la letra. En el estribillo en cambio, aparecen ya los coros de las bandas uruguayas que tan bien han pegado últimamente, y que Otra Vez Sopa parece manejar a la perfección.

“Conchi” (en donde colaboran ambos productores) es una bonita canción fogonera, ideal para corte de difusión, incluido un coro que se presta de manera ideal para corear sobre el “laralala”. “La Granja” es el primero en mostrar un quiebre con la onda cancionera que hasta allí se viene desarrollando, intercalando una introducción que no desencajaría para nada en el pop ochentoso con un riff potente y distorsionado.

Si hablamos de coros y melodías tarareables, “Córdoba” las tiene todas. Además, la historia del pibe que deja la locura capitalina para irse a vivir con su primo a Capilla del Monte termina de cerrar a la perfección la onda del tema, y gana por simpatía. Las guitarras acústicas de “Koa”, por su parte, remiten al espíritu de la primera etapa de Los Piojos, mérito en gran parte de la interpretación vocal.

La seguidilla de “Me Gusta” (en donde Fernandez y el Tucán se cuelgan nuevamente las acústicas) y “Hasta los huesos” conforman sin duda el pasaje más rocker del disco en lo que tiene que ver con la “vieja escuela” (“Una Noche”, tiene un tinte más barrial si se quiere), antes de que los versos de “Altanera” traigan a la memoria a “La Rubia Tarada”.

El cierre vuelve a revitalizar la idea de ese espíritu rioplatense “made in La Vela” de la mano de “Salgo de Sueños” y “Pa’ Uruguay”, en donde además colabora el mismo Sebastián Cebreiro, uno de los cantantes de la banda uruguaya.

A pesar de no durar más de 35 minutos, “No puedo dormir” está lejos de quedarse corto. De hecho, el disco logra transmitir la esencia de la banda y dejar constancia de que aquí sin dudas hay material para alimentar a radios y fanáticos por igual. Más allá de contar con una tapa inaceptable…

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