Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Chalina

Una luz

Cronista: Gentileza: Christian Alliana

09 de Enero, 2008

Una luz

En su disco debut, Chalina busca el punto de contacto entre rock, reggae y candombe, en la línea de Cordera y cía.

Como la gran mayoría de las bandas, la historia de Chalina se remonta a un colegio secundario, en este caso, en Lomas de Zamora. Formados en 1998, el sexteto integrado por Ariel Marchese en voz, Martín Carusi y Cesar Di Lello en guitarras, Gastón Obermann en bajo, Pablo Cabrera en batería y Gabirel Zicavo en percusión, contó con la producción de Hernán Lezak (Holy Piby) y Marcelo Belén (Los Visitantes) en este, su primer disco: Una Luz.

El álbum abre con “Aguila Asesina” (¿hace falta aclarar de qué se trata?), en donde un riff ricotero se entrelaza con un estribillo con similitudes a Los Brujos, permitiendo un arranque enérgico, aunque no sirva realmente como reflejo de lo que se verá en el resto del trabajo (a excepción de los palos para Cavallo y sus amigos en “El Cuervo”).

En cambio, la cadencia de “Me voy” o el aroma a Bersuit que impregna a “Cachetazo” sí sirven para dar una idea de lo que plantea la banda. Porque en líneas generales, las diez canciones que integran la placa buscan relatar historias a medida que toman elementos de candombe, reggae o folkclore según amerite la ocasión.

Es que sin dudas, lo primordial para la banda parece ser el mensaje a comunicar. Y lo hacen a través de relatos que, sin ser simplistas, logran reflejar historias comunes sobre las idas y vueltas de la vida, desde el profesional que logra levantarse en “Tanto estudiar para qué?”, al perfil amoroso de “Más Agua”, donde un pibe agradece a la lluvia que le permite estirar el romance de una noche. Por estos motivos, la voz de Ariel Marchese (con un timbre similar al de Ignacio Copani, salvando las distancias) termina transformándose en uno de los elementos principales a medida que el disco se desenvuelve.

Mientras tanto, las bases sostienen siempre ritmos con aires de reggae, que son aggiornados ocasionalmente por fraseos de guitarra, algún teclado y hasta un charango (cortesía de los músicos invitados Leandro Silva y Pablo “Pitufo” García”), e incluso algún guiño a Los Piojos en pasajes como “Re 7”.

Sin dudas, Chalina forma parte de una camada de bandas que, siguiendo las sendas que inaugurara Cordera y popularizaran en los últimos años La Vela Puerca y No Te Va Gustar (aunque en el caso de Chalina estos últimos dos no sean una referencia directa), se animan a intercalar elementos de distintos ritmos en sus composiciones. Sin dudas el resultado está a la altura de las circunstancias e, incluso, uno puede imaginarse varias de las melodías que integran “Una Luz” siendo coreadas por multitudes. Sin embargo, es muy temprano para pronósticos.

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