Mil Astillas

Cuando Manotas, un músico argentino con muchas inquietudes personales, decidió partir siempre imaginó que el viaje serviría como experiencia y anecdotario para poder dar el paso final.

El viaje parecía largo, por momentos sinuoso. Y aunque por momentos la carretera estaba empedrada, las curvas permitieron terminar de encontrar un camino agradable. La partida fue desde Argentina. La llegada fue al mismo lugar de origen. En el trayecto se sumaron otras historias –otros momentos y lugares- y a su vez diversas experiencias.
Los clavos del camino dificultaron el recorrido, pero la vuelta tuvo su propósito concreto: realizar un disco en el cual el cantante pueda demostrar toda esa mochila itinerante. Así nació Mil Astillas. Y así también resultó ser el primer disco de la banda: un reflejo de las idas y vueltas de la vida.

Con la bandera del rock como principal estandarte, el conjunto crea atmósferas que logran servir como mapa de ruta para la banda. Es así como puede sentirse el aire de Centroamérica (el ska a medio tiempo “Empedrado –Tiempos frenéticos”-), los parches del Alto Perú (la bella “Zamba pa ella”), el candombe rioplatense (“Sí quiero”), la cumbia caribeña (“El yo que fui”) y el clásico sabor argentino del dos por cuatro (“Tentar”).

Pero para que la compañía de la música no sea sólo un conjunto de notas sin sentido la banda exhibe una lírica siempre acorde al momento y al lugar. Ya sea a pesar de la distancia o del tiempo.

Con la premisa de no aferrarse a ningún estilo, y con el objetivo de trascender más allá de un rótulo, Mil Astillas deja claro en su disco homónimo que para viajar no hay nada mejor que una buena mezcla de sabores.