NoEnd
As above so below
02 de Enero, 2008
Canciones de rock potentes y en inglés. De no ser porque son argentinos, No End probablemente estaría condenado a la MTV.
De no ser por la leyenda “prohibida su reproducción, regrabación, bla, bla, bla…” que figura en la caja del disco, sería prácticamente imposible deducir que As above so below se trata del disco debut de una banda argentina. La banda es No End, y su opera prima son diez canciones (todas cantadas en inglés) arraigadas en el rock alternativo de la década del ’90, con una excelente producción y un sonido digno de cualquier grupo que hoy en día gira 24 horas al día por los canales de música.
Por supuesto, esto presenta el eterno dilema de nuestro rock sobre si corresponde o no cantar en inglés, después de lo que les costó a Los Gatos hacer rock en castellano. Pero no vamos a introducirnos en esa polémica ahora. Lo cierto es que para aquellos que no le tengan recelos al idioma angloamericano, el debut de No End seguramente será una grata sorpresa.
Después de una breve introducción, las guitarras de “In and Out” cargan con una mixtura entre la oscuridad de mediados de los noventa y el espíritu grunge de la escena de Seattle. Sin embargo, no es lo único en lo que se enfoca la banda, ya que sin ir más lejos, “Running Waves”, tiene una clara influencia de Lennon y McCartney (o en otras palabras, la intro está calcada de “Don’t let me down”) aunque con alguna intervención distorsionada ocasionalmente.
De todas maneras, el toque heavy del disco lo aporta sin dudas “Sorry Now” con un riff bien pesado que después recupera algo de calma en el estribillo, de la mano de coros más que acertados. La escuela Beatle vuelve a aparecer en “All You Need” aunque con un tinte a noventas, algo que termina impregnando la producción de punta a punta, incluso en baladas más relajadas como “No Direction”.
Las guitarras vuelven a cargarse en “Seasons”, en donde la referencia inevitable es Billy Corgan y sus Smashing Pumpkins. “Be”, por su parte, combina sabiamente elementos de la canción, con acordes distorsionados y hasta algún guiño al rap y el nü-metal que tanto pegó allá por el 2000.
“Every Time She Cries” vuelve al perfil más pesado y oscuro, aunque nunca escapa al estribillo pegadizo. El respiro lo dan las guitarras acústicas de “After All”, antes de que las violas vuelvan a tomar el control para el final en la autotitulada “No End”.
En cuanto a sonido, producción y composición, no cabe duda que No End tiene todo lo que hace falta para jugar en las “grandes ligas”. Incluso cuando se ponen pesados, el aura de la canción continúa siendo llevadera e ideal para girar en la MTV. Paradójicamente, las letras en inglés (que tan bien le sientan a los temas), es lo que hace difícil pensar en un futuro clamor popular al menos en estas tierras. Como alguna vez dijo Albert Einstein: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.
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