Legion Oeste
Empachado Rock
12 de Junio, 2007
No todo lo que brilla es oro, y no todo lo que es rock barrial no es bueno. Legión Oeste conlleva actitud, sonido y producción, más allá de un simplísimo arte de tapa.
“Empachado de Rock” es un disco que difícilmente llame la atención en las bateas, a menos que quien esté revolviendo tenga el dato de lo que hacen estos muchachos agrupados bajo el nombre de Legión Oeste. Más allá de lo poco llamativo del arte de tapa, que se asimila más a un compilado de La 25 que a lo que realmente contiene, se los podría ubicar como una suerte de eslabón perdido entre La Renga y La Mancha de Rolando.
El barrio del Palomar ya se ha ganado su fama de semillero rockero, y de allí son oriundos también Julián Moretto, Martín Spiga Hernández, Jorge Scaramozza, y Mariano D’antonio: guitarra en manos de un cantante, una harmónica, bajo y batería, lo cual dibuja de alguna manera el paisaje de la placa. Precisamente, el disco va alternando entre el rock de canción y algún temita más al palo, con el obligado solo de armónica en cualquiera de los dos casos.
Pero más allá de algunos “clichés” que aparecen aquí o allá, las líneas generales de Legión Oeste muestran una buena elaboración musical y un compromiso para con la canción. Pues sobre todas las cosas, se trata de un disco de canciones, ejecutadas con actitud rockera, pero canciones al fin, de las que en su gran mayoría se pueden tocar sin mayor dificultad con una guitarra acústica y entonarlas en cualquier reunión de amigos. Eso sí, amigos del palo que coreen la letra con una cerveza en mano.
Justamente, la lírica del disco busca revisitar esas historias urbanas que pueden ilustrar el día a día de quien escucha, o bien alguna de las discusiones que pueden darse en la mesa de amigos (antes de que agarren la guitarra), pero no desde lo explícito sino desde un plano más conceptual. Del tipo que piensa que algún día se tendrán que acabar las miserias de su vida, el flaco que no encuentra su lugar en el mundo actual o alguna historia de amor inconclusa. Confirmando de alguna manera, que se pueden hacer canciones “que entiendan todos” sin caer en la bajeza de recursos.
“Empachado de Rock” puede situarse un escaloncito por arriba de lo que el rock barrial nos tiene acostumbrados. No es un quiebre, pero sí al menos un esfuerzo por escaparle a la chatura que a la que nos acostumbraron Jóvenes Pordioseros, La 25 y la incontable camada de imitaciones que les siguieron.
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