Blues Motel
Desde el Arbol
05 de Enero, 2007
Con “Desde el árbol” la banda cierra el proyecto ambicioso que los llevó a grabar tres discos en 6 meses. UN material que comprende sus dos facetas más conocidas con agregados del reggae y la psicodelia.
Al escuchar “Desde el árbol”, el reciente material que Blues Motel grabó en los estudios Del Árbol, y el último de los tres que tenía previsto realizar dentro del año que se consumió, puede percibirse a ciegas que esa evolución natural a la que la banda vendió su destino, hace ya varios años, va por buen camino.
Pese a que “Desde el árbol” no aporta nada nuevo al espectro de la banda, el resultado final de los temas los encuentra en el mejor momento. Arreglos rebuscados, cortes que desacomodan y letras con mayor contenido dan como resultado un álbum que, luego de dos giros completos, convence y más.
Luego de dos materiales en los que la banda demostró sus facetas más intrínsecas (la parte eléctrica con el rock and roll a la cabeza y un costado acústico con el country y la balada como bandera) Blues Motel realizó un compendió de estos que arrojan como resultado final un disco abierto y natural. Un trabajo que sigue la línea de “Corazón de Buey” (2004), último disco que el grupo grabó antes de someterse a este plan de desintoxicación compositiva.
“Desde el árbol” refleja, en fin, los dos costados antes mencionados con el agregado reggae y el toque psicodélico que la banda ya demostró en sus anteriores placas. También hay destellos pop en la rockera británica “Las puertas por cruzar”, donde el trabajo vocal que la banda viene ajustando en sus últimos trabajos arroja un resultado óptimo. El espacio de rock sucio y desprolijo está a la orden en “Siglo desastre” y “Tu máscara” (con la guitarra trepadora de Adrián bien al frente). En “Sin brújula”, canción que arranca con el machaque certero de Rafa, Gaba demuestra que cuando canta es una de las mejores voces del rock local, y encima le aporta una armónica que se torna himno sobre el final.
Desde que Sebastián Voyajtides dejó ser un músico contratado y pasó a ocupar un lugar más en la banda, el aporte de sus teclas fue más que significativo. Y en “Señales de sobra”, donde Adrián y Gaba se juntan para provocar una conversación rockera entre guitarra y armónica, lo justifica.
La parte acústica tiene su lugar con la hermosa “No hace falta” en la que toda la banda, más el Chino Sena en Trompeta, aporta una pizca de vuelo para lograr, quizá, uno de los mejores temas del conjunto en los últimos años. Un canción con una cadencia brillante que confirma aquello de la evolución compositiva. La cariñosa “Salto al barro” hace recordar al “Drops of Jupiter” de Train, una balada dulce, casi de cuna, con celebración en el desenlace. Sigue “A ver qué pasa”, un rockito ascendente contagioso y agradable.
Otro dato de este nuevo trabajo es que el bajista Ariel Herrera abandona las baladas para sumarse al rock en “Está bien”, uno de los temas más rocanroleros del material. Para concluir con dos joyitas disímiles entre sí: el reggae “Olvidate” (con el clásico corte de la banda) y “Ya pasó”, donde la psicodelia post depresiva toma vida para explotar en forma de clásico.
“Desde el árbol” es el corolario ideal para una banda con la ilusión renovada. Tres discos en 6 meses. Más de 30 canciones. Un año de exigencias que culminó de la mejor manera. Una evolución acorde para una banda abierta a nuevas experiencias.
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