Parvadomus

“Agitar hasta que uno se desarme, pero nunca olvidar lo de todos los días. Parvadomus al Once le dio vida”. Con esta estrofa de “Aventuras y proezas”, el tema que abre Parvadomus (2002), la primera placa de Once Tiros reeditada a raíz del avance del conjunto en Argentina , los charrúas pretenden dejar en claro que saben de donde son y que no se van a olvidar de la raíz si en un futuro (que ya es hoy) la banda alcanza un símil estrellato.

Con producción artística del enano Sebastián Teysera, los uruguayos demuestran toda la influencia mamada de agrupaciones como La Vuela Puerca, aunque se consolidan dentro del espectro ska rock.

Temas en los que critican a políticos (“Milongón”), a la policía (“Lacanao”), a los represores (“Pa`l charco”) a los supuestos enviados de Dios (“El monje”) y otros dedicados a un amor suburbano (“Salsatómica”) y a su gente (“Lo más valioso”, junto al enano Teysera) conforman una placa que se diferencia de su sucesora (“Glamour y violencia”) por la calidad interpretativa y una cuota más de rock, ritmos latinos, reggae y hip rock, todos condimentados con un muy bien logrado aporte de vientos.

“Sobrevivir es la meta disfrazada”, dicen en “El globo”, y razón no les falta. En medio del auge de bandas como La Vela Puerca y No Te Va a Gustar, Once Tiros consigue afirmarse como un ala más dentro del rock sudamericano. Ska con contenido, disfrute y alguna canción “para verlos a todos por la calle feliz”. Un trabajo que pica y levanta.