Quemando Horas

Es sabido que en la vida el grueso de la familia suele estar integrada por abuelos, padres, hijos, tíos, primos y otros lazos sanguíneos que forman parte de la estructura genealógica de la que todo ser vivo es parte. En la música estos parentescos también son comunes, hasta hay veces en las que entran en juego lazos no sanguíneos como los hijos del corazón o los no reconocidos.

Se sabe que los padres populares del rock and roll internacional son los Stones y que sus hijos directos del rock local, y a la vez padres de la movida argentina, son los Ratones Paranoicos. Pero desde que su primer hijo directo llamado Viejas Locas llegó al estrellato, son muy pocas la bandas de rock stone que consiguieron algo importante que no se asemeje a lo que estos dos lograron.

La Pulposa es un claro exponente de aquello. En su nuevo material, “Quemando Horas” (sucesor de “Sudando rock and roll”), la banda quilmeña destruye la teoría de los “Seis grados de separación”, esa que dice que cualquier persona del planeta está conectada con cualquier otra, a través de una cadena de conocidos con no más de cinco eslabones o puntos de unión. Ya que entre ellos y todas las bandas modernas del rock stone local la distancia es nula. Y acá no hay culpas, esto es moda.

Con ocho años de historia la banda plasma en el trabajo algunos de los recursos básicos de rock and roll sostenidos por estribillos poperos con destino de hit y herramientas clásicas como la armónica y el piano. Además de contar con la colaboración del vocalista de Guasones, Facundo Soto.

A pesar de no contar con grandes aspiraciones, algo que el público rocker consume hoy, la banda logra, por lo menos, que el escucha acompañe con el piecito cada una de sus notas.

Letras de barrio en las que quieren emborracharse por un amor perdido, consumir alguna “pastillita para comprender” o simplemente rendir culto al rock and roll forman parte de este trabajo con resultado dispar.