Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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El Bordo

En la vereda de enfrente

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro

06 de Septiembre, 2006

En la vereda de enfrente

En su tercer material el conjunto encuentra un mix rebuscado entre sus influencias más directas. Un laburo claro y directo. Rock de masas

Cuando los padres de la actual movida rock, llámese La Renga o Los Piojos, dieron sus primeros pasos, a finales de la década del 80, jamás imaginaron que lograrían cautivar a cientos de fans con solo publicitarse a través de su página web oficial o el llamado boca en boca. Ni siquiera eran conscientes de que, a partir de sus historias de barrio, se convertirían en influencia estelar para cientos de banda que nacieron en la decadencia menemista.

El Bordo, una de las bandas under (si este término sigue con vida después de Cromagnon) que más personas mueven en la actualidad a través del boca a boca, son la clara muestra de lo antes expresado. Son fiel exponentes de una cultura rock que tiende a desaparecer con el poderoso avance de la era web.

Pese a que los discos de la bandas denominadas stone o barrial siguen girando en torno al planeta rock reinante, la base de la cultura rock puede llegar a verse jaqueada por el culto insensible al avance tecnológico.

El Bordo es rock de masas, de cantos, de trapo y fiesta. Y con solo 8 años de historia, la banda parece haber sembrado una semilla que seguirá dando su cosecha durante varios años. Pasaron una par de demos (“Escupiendo verdades” y “Paso a paso”) y de discos (“Carnaval de las heridas” y “Un grito en el viento”) hasta llegar a su tercer material, el reciente “En la vereda de enfrente”. Un trabajo que no muestra grandes cambios con sus anteriores, pero que mantiene en una línea evolutiva que avanza de a poco.

El material cuenta de 13 temas que van y vienen por estilos conocidos. Un poco de la fuerza desgarradora de La Renga (“El insatisfecho”), un toque de la fusión tango rock rioplatense (“Siempre”) y la estampa rapera rock (“Así”) de Ciro piojoso, más algunas baladas rock (la bella “Cansada de ser”), con el toque existencial e intimista de los hermanos Kurz. Además, el álbum, cuenta historias de gente común, del pasado y el presente, de los excesos de las noches y de esos “ojos negros en cielo gris”, y una crítica persistente hacia los medios en (“La patada”) y la crítica especializada (“Tesoro”).

“En la vereda de enfrente”, es más que un disco, es una declaración de principios para una banda que entiende que el mundo que rodea al rock no es necesario y que las palabras tienen sentido solo si son bien expresadas. Un banda que a través de las mentes de sus escuchas planea una nueva forma de R&R: la revolución rock.

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