Cuentos Borgeanos
Misantropia
Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro
21 de Agosto, 2006
En Misantropía, su segundo material, el conjunto del ex Catupecu Machu, Abril Sosa, juega con los por qué sin encontrar una respuesta concreta. Un trabajo que no desentona, pero cansa.
Definidos como rock literario, Cuentos Borgeanos debe su nombre a la admiración que siente desde pequeño el cantante de la banda Abril Sosa (ex batero de Catupecu Machu, que abandonó el conjunto en pleno auge para dedicarse a este proyecto que ya utilizaba en paralelo) por el escritor argentino Jorge Luis Borges. En Misantropía, su segundo material (sucesor de Fantasmas de lo nuevo-2002-), el conjunto se introduce en un mundo personal en el que se percibe un desasosiego por el presente pensando en el mañana.
La calidad lírica del grupo no tiene desperdicio (pese que algunas veces se sumerjan en frases sin sentido), pero el power rock intimista, oscuro y sedado al que se adentran no es demasiado original y, a pesar que a las chicas que aúllan por Abril no les guste, el timbre de su voz puede resultar, en algunos casos, dañino.
Temas como “Estoico”, “Mírame”, “Andorondack” y “Tu voz” o el relato musicalizado del fragmento de “La Casa de Asterión” (Borges) demuestran que la banda tiene ideas, pero que en un disco de 15 canciones se terminan volviendo repetitivos.
Se define “Misantropía” a la antipatía general hacia la raza humana. Justo lo que estos chicos tristes que no entienden el mundo en el que viven, y que tratan de buscarle una explicación filosófica al por qué de la existencia misma, quieren reflejar. Un trabajo lineal, bien logrado, pero un tanto fatigador.
La calidad lírica del grupo no tiene desperdicio (pese que algunas veces se sumerjan en frases sin sentido), pero el power rock intimista, oscuro y sedado al que se adentran no es demasiado original y, a pesar que a las chicas que aúllan por Abril no les guste, el timbre de su voz puede resultar, en algunos casos, dañino.
Temas como “Estoico”, “Mírame”, “Andorondack” y “Tu voz” o el relato musicalizado del fragmento de “La Casa de Asterión” (Borges) demuestran que la banda tiene ideas, pero que en un disco de 15 canciones se terminan volviendo repetitivos.
Se define “Misantropía” a la antipatía general hacia la raza humana. Justo lo que estos chicos tristes que no entienden el mundo en el que viven, y que tratan de buscarle una explicación filosófica al por qué de la existencia misma, quieren reflejar. Un trabajo lineal, bien logrado, pero un tanto fatigador.
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