Buena suerte y hasta luego

A las nueve en punto de noche, en vísperas de feriado, arrancó Cuentos Borgeanos con una intro instrumental. En el segundo tema saldría Abril Sosa, de chaleco negro y pantalón de vestir. Un verdadero deleite para la mayoría femenina del local de San Telmo.

Con la voz al límite de lo posible, y su puñado de canciones con un estilo más que propio, empezó a agitar las casi 2 horas que duraría el show. “Xxxtraño caso”, “Andorondack”, “Canción del agua” y el agradecimiento a los presentes. Sin quedarse quietos por un instante, tanto el cantante como el resto de la banda, supieron mantener la energía al mango todo el tiempo.

Para la lista de temas de la despedida de su tercer disco -y aún sin la certeza de que algunos de los temas tocados iban a formar parte del próximo- pasearon por los dos CDs anteriores. Como “Canción del agua”, “En nombre de tiempo” y “Te desconocí”, por mencionar algunos. A la hora de “Felicidades” Abril se sentó al teclado e invitó a 3 coristas, integrantes de Umma Gumma (Tributo a Pink Floyd). Qué pena que el sonido no las haya dejado lucirsesino hacia el final de la canción, donde sólo quedaron las voces. Qué lástima también que las chicas se hayan quedado tan quietitas frente al público.

Otros invitados fueron los integrantes de Carajo, que supieron mezclar “Días” con su “Ironía” en una excelente versión más tranquila que la usual. También hubo lugar para un muy buen cover del tema de U2 “Sunday bloody sunday”. Y ante semejante canción, por un momento el show amenazó con bajar los decibeles. Sería entonces el momento de que aparezca alguien que puede levantar cualquier situación: Fernando Ruiz Díaz, cantante de Catupecu Machu. Junto a Macabre, tecladista de la misma banda, participaron en “Mirame” en una versión atiborrada de emociones.

”Tu voz”, “Alimentando” y “Fantasmas de lo nuevo” dieron paso al final que cerraría con un bis –literalmente dicho- de “Mirame”, que contó con todos los invitados arriba del escenario.

Durante todo el show el público tomó las canciones como propias. Las emociones, dadas las circunstancias que todos sabemos, estaban a flor de piel. La despedida de un disco fue la excusa de una reunión que devino en un buen show de una banda de estilo propio. Estilo propio, sí. Demasiado fiel a su estilo propio.