Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Blues Motel

Memory Motel

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro | Fotos: Beto Landoni

18 de Junio, 2006

Memory Motel

Ante un público que crece día a día Blues Motel demostró por qué es uno de los padres del rock and roll local con un show que quedará en la memoria de los presentes..

La presentación de Blues Motel en La Trastienda, el pasado viernes, tenía como atractivo principal mostrar algunas de las canciones de su nueva placa Golpea. En un proyecto temerario el conjunto del Conurbano Norte decidió editar, de manera independiente, tres discos en un año: uno que los devuelva a sus raíces más primitivas a caballo de rocanroles crudos (Golpea), otro acústico y el último se estima que podría ser en vivo.

Y para no dejar de lado la temática de su séptimo trabajo se despacharon con una mini presentación que se caracterizó por una lista de temas bien arriba que sólo tuvo algo de calma en un breve intermedio acústico de dos canciones.

Desde temprano, las hordas rocanroleras se mezclaron con los veteranos que salían de ver a Ligia Piro, hija de Susana Rinaldi. Flequillos desprolijos despintaban un ambiente de glamour a estrenar. Un playmobil por aquí, otro por allá, y al rato todo era rock. Con la mesita en donde se vendía el disco como primera parada, se dirigieron lo más cerca del escenario posible. Es que después de varios meses Blues Motel volvía a ser la vedette estelar luego de presentarse junto a otras bandas.

“Esperando morder” y “Rock and roll en la carretera” fueron las que abrieron el telón ante un público que los espera bien arriba. Le siguieron “Baldosas Flojas” y Rodar”, con el plomo Nacho Piedrabuena acompañando a Gaba, Adrián, Ariel, Rafa y el Perro. Es notorio que cada vez que Blues Motel sale a escena la composición de la lista de temas no es algo más. Es que el conjunto cuenta con cerca de cien canciones para elegir y ese dificulta la tarea. Pero ésta vez eso no se notó.

Como no era la presentación oficial del disco hicieron un mechado que incluyó canciones de todos sus discos, algo que no suelen hacer seguido. Un show más arriesgado que tuvo un línea ascendente, pese a que en el medio hubo temas desconocidos para los presentes que, de por sí, fueron muy bien recibidos. La primera de ellas fue la canción que abre el último disco: “Es un círculo”. “¿Les gustó?”, consultó Gaba ante un público que, mientras no paraba de saltar ni de cantar, le dio el sí tan esperado.

Con una confianza que se olía, y una clara alegría en las caras de los músicos, se sucedieron dos de las canciones más aclamadas por la gente: “La mañana después” y “Estrella country”.

“Frío en tus ojos” y “Dejame entrar”, fueron otra de las canciones que el conjunto decidió convidar de su nuevo material. Con dos chicas que subieron y molestaron durante todo el show (una muy interesada en obsequiarle sus labios a Gaba) pasaron más canciones: “Buscando”, uno de los clásicos más nuevos de la banda, una tapada Dorothy (en la que se puede ver la buena pluma de los primos Herrera-Díaz) y la espectacular “Brujos”, con su conocido “vamos, vamos Blues Motel”.

Pero de lo más arriba pasaron a la más bajo, no por calidad sino por clima. Se sabe que Blues Motel es una banda que, entre uno de sus tantos logros, compone muy buenas baladas rock. Y esta vez la gente tuvo el honor de cantar “Aun queda” y “Ya ves”, en la voz de Ariel (autor del tema).

Luego de una breve charla de Gaba con la gente, Mariano “Manzana” Esaín subió al escenario para meter viola en otra canción pichona: “Es duro lo que ves”. “Ángel” y “Dame Magia” fueron las últimas antes del primer corte.

Desde atrás del escenario pudimos ver la energía reinante antes de que el conjunto vuelva a salir al escenario. Se sienten los años que la banda-familia lleva en los tablados y la experiencia que lograron luego de tantos años. Calmos, y entre risas, volvieron a salir ante la rápida insistencia de la gente.

“Miro” y “Vamos nena” parecían ser las indicadas para cerrar el show. Y así lo hicieron. Pero la gente estaba entonada por el gran recital y mientras los músicos descendían las escaleras para dirigirse al seudo camarín, la arenga del sonidista y los plomos los depositó una vez más ante sus seguidores para despedirse con sus dos máximos clásicos: “Es hora de volverlo hacer” y “Hojas vacías”.

Fue un show que se hizo esperar, que arrancó con todo y terminó con más. Eliminaron del recuerdo de los presentes el recital último de “El Teatro de Flores” para dejar uno más de esos shows que quedan en la memoria de pocos. Sonará exagerado para muchos, pero los recitales del Teatro Astros en la época de “Mientras las guitarras suenen” y El Marquee de los 15 minutos del “Vamos, vamos Blues Motel” le guardaron a este evento un lugar en el podio por años. Esperemos que sean muchos los que lo puedan desplazar.
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