Intoxicados
No quieren rock, quieren al Pity
Cronista: Gentileza: Nadia Mansilla | Fotos:
Beto Landoni
05 de Abril, 2006
Intoxicados a Luna lleno. Pity y sus amigos no son sólo rocanrol. Son reggae, tango, murga, hip-hop. Todo eso, todo junto en un recital al palo.
Tal vez sea un hecho indefectible el aterrizaje de la invasión de hormigas marcianas con las que vienen jugando hace rato. O no. En el universo de Intoxicados todo es posible. Pero lo cierto es que el sábado pasado, en la primera presentación en Buenos Aires de la banda encabezada por Pity Álvarez y en una noche de Luna lleno, se demostró que el ascenso de esta banda de Lugano está respaldado.
El Luna, como siempre, con sus (¿mejores?) galas, nunca de domingo y hasta con acomodadores incluidos. Y durante toda la previa, anuncios extraños en los altavoces: sirenas, pedidos de no fumar, no comunicarse, Pity gritando. Hasta que un poco antes de las 21.30, dos hombres con gorra hicieron levantar a casi toda la gente sentada y darse vuelta al campo para saber con qué iban a salir ahora. Y salieron ellos.
“Felicidad, depresión”, “De la guitarra”, “Se fue al cielo” formaron parte de un triplete al palo. Le siguieron “Te la vamos a dar”, “Una vela”, “Transan”, todas de Intoxicados. Luego vino “Adrenalina”, que inauguró la aparición de canciones de Viejas Locas, seguido por “Qué vas a hacer tan sola hoy” y “Lo artesanal”. Todos temas que bien saben narrar realidades desde el protagonismo mismo, libres de prejuicios y juicios de valor.
Sobre la versatilidad de la banda, nobleza obliga, se la debe mencionar: saben nadar tanto en el hip hop, como en el rocanrol que no podría ser más stone; en el reggae, como en una improvisación blusera. No se puede profundizar demasiado, simplemente porque sería un lugar común. Ya no sorprenden –solamente a los que se quedan con las primeras impresiones- ni las historias de lo que pasa en las calles luganenses, ni la gambeta para los diferentes estilos.
Después del ya quemado “Reggae para Mirta” vinieron los bises. “Estamos podridos de que desafinen cuando cantan. Chau” dijo Pity y se fueron. Ezequiel –coros y harmónica-volvió sólo para agradecerle su presencia al público y en cuestión de minutos se armó un set que intentó ser un living palermitano y terminó siendo una salita de barrio, con la presencia de las más de 8.000 intoxicaditos e intoxicaditas, como si unos sillones blancos pudieran darle intimidad a una fiesta que debía haber sido pública. Un pseudo-desenchufado que arrancó con “Mi inteligencia” y no paró hasta el final.
El cierre, que estaba pautado que fuera con “Fuego”, se extendió con improvisaciones de tango y murga, luego con “Hombre Bueno” de Pappo. Con Daniel Melingo a la cabeza y los vientos y la percusión sumando en un show que más que recibir una invasión la protagonizó al desplegar las hormigas en el culo de todos aquellos que no pararon de saltar en las 3 horas que duró el recital.
El Luna, como siempre, con sus (¿mejores?) galas, nunca de domingo y hasta con acomodadores incluidos. Y durante toda la previa, anuncios extraños en los altavoces: sirenas, pedidos de no fumar, no comunicarse, Pity gritando. Hasta que un poco antes de las 21.30, dos hombres con gorra hicieron levantar a casi toda la gente sentada y darse vuelta al campo para saber con qué iban a salir ahora. Y salieron ellos.
“Felicidad, depresión”, “De la guitarra”, “Se fue al cielo” formaron parte de un triplete al palo. Le siguieron “Te la vamos a dar”, “Una vela”, “Transan”, todas de Intoxicados. Luego vino “Adrenalina”, que inauguró la aparición de canciones de Viejas Locas, seguido por “Qué vas a hacer tan sola hoy” y “Lo artesanal”. Todos temas que bien saben narrar realidades desde el protagonismo mismo, libres de prejuicios y juicios de valor.
Sobre la versatilidad de la banda, nobleza obliga, se la debe mencionar: saben nadar tanto en el hip hop, como en el rocanrol que no podría ser más stone; en el reggae, como en una improvisación blusera. No se puede profundizar demasiado, simplemente porque sería un lugar común. Ya no sorprenden –solamente a los que se quedan con las primeras impresiones- ni las historias de lo que pasa en las calles luganenses, ni la gambeta para los diferentes estilos.
Después del ya quemado “Reggae para Mirta” vinieron los bises. “Estamos podridos de que desafinen cuando cantan. Chau” dijo Pity y se fueron. Ezequiel –coros y harmónica-volvió sólo para agradecerle su presencia al público y en cuestión de minutos se armó un set que intentó ser un living palermitano y terminó siendo una salita de barrio, con la presencia de las más de 8.000 intoxicaditos e intoxicaditas, como si unos sillones blancos pudieran darle intimidad a una fiesta que debía haber sido pública. Un pseudo-desenchufado que arrancó con “Mi inteligencia” y no paró hasta el final.
El cierre, que estaba pautado que fuera con “Fuego”, se extendió con improvisaciones de tango y murga, luego con “Hombre Bueno” de Pappo. Con Daniel Melingo a la cabeza y los vientos y la percusión sumando en un show que más que recibir una invasión la protagonizó al desplegar las hormigas en el culo de todos aquellos que no pararon de saltar en las 3 horas que duró el recital.
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