Cada cosa en su lugar

El reggae es uno de los estilos que más creció en la escena local en el último tiempo. El ascenso de las bandas de “segunda línea” es un fiel reflejo de ello, y Resistencia Suburbana no es la excepción. Después de mucho tiempo peleándola desde el under, la banda parece estar comenzando a cosechar de a poco lo que sembró en una década de existencia. Su presentación en El Teatro de Flores, ilustró a la perfección el momento que atraviesa la banda, con un sonido y una convocatoria en constante crecimiento.

Antes del plato principal, los presentes pudieron ponerse en clima con la gente de Aminowana. Con un sonido que hacía recordar a la primera época de Los Pericos, aunque por momentos con algunos toques de ska, invitaron al público a moverse un poco antes de la presentación de Resistencia. De cualquier manera, hubo quienes prefirieron esperar sentados, “cigarro” en mano, la salida de Luis Alfa y compañía.

Como decía Sabina, “nos dieron las diez” y Resistencia pisó las tablas. Con el viejo truco de hacer esperar al cantante, alrededor de mil personas comenzaron a tarear junto a la banda los primeros acordes del show. Una vez que apareció en escena, la gente hizo las veces de “acompañamiento vocal” del cantante, para luego responder con aplausos al “buenas noches, gracias por venir” de Luis.

Musicalmente, la cantidad de instrumentos sobre el escenario se ven reflejados en la versitilidad de arreglos y sonidos que atraviesan los temas. Con un cantante de pocas palabras, al menos a la hora de comunicarse con el público, las letras parecen suplir ese rol. Asimismo, la gente ahorra en cánticos y demáses, reservando sus gargantas para corear los versos de “Hipócritas” o “Cuidado”, uno de los más aplaudidos de la noche.

Aprovechando la avalancha de aplausos, Fabian Leroux -primera guitarra-, aseguró que Resistencia estará presentando dentro de poco el disco nuevo, que “ya está ahí”. Acto seguido, “Confront Babylon” -cuyo estribillo lleva además el nombre de la banda-, cosechó el primer “Ohh… vamos Resistencia” del sábado.

Más allá de la conexión natural que mantiene el cantante de una banda con su público, parece ser Luis, bajista de la banda, el que más mueve a la gente. A diferencia de los dos guitarristas, el hecho de no estar plantado frente al micrófono para hacer coros, le permite recorrer el escenario “a gusto y piacere”, además de incentivar los aplausos del público e implementar algunos extravagantes pero simpáticos movimientos.

Si bien no fueron muy significativos, la banda debió sortear algunas dificultades de sonido (acoples principalmente), pero que no lograron la performance del grupo, ni alterar el buen humor de la gente.

Sobre el final del show, la seguidilla de clásicos terminó de sembrar el clima de fiesta que se vivia desde temprano. Empezando por “El Leon”, para pasar luego a dos canciones no tan profundas, pero sí muy populares entre los fans de la banda: “Cada vez más yankees” y “Rastone”, que de alguna manera, sirvió como fiel reflejo de la composición del público. No hubo falso retiro ni “amague” para hacerse rogar, pero sí una suerte de bises, que contaron con la participación de Néstor, cantante de Nonpalidece, para la contestaria “FMI (Masacre, brutal e intensa)”.

A pesar de no contar con el nivel compositivo de las bandas más importantes del género (Pericos, Cafres, Nonpalidece), Resistencia Suburbana se consolida como una propuesta interesante en la escena de reggae local. Como consecuencia directa del momento que atraviesa el reggae en nuestras tierras, la convocactoria de las bandas también se ve incrementada. No hay que olvidar que, lejos de surgir de la noche a la mañana, se trata de agrupaciones que vienen acompañando el movimiento desde hace tiempo, y buscando un lugar para mostrar su propuesta, muy completa por cierto.