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Ojos Locos

Ojos Locos: el 17 hasta vencer

Cronista: Maii Kisz | Fotos: Ayelen Martinez

24 de Noviembre, 2018

Ojos Locos: el 17 hasta vencer

La banda, que no olvida sus orígenes ni se deja poseer completamente por la nostalgia del pasado, festejó los 15 años del Demo 2003 y repasó todos sus discos en Vorterix.

Lo que marcó el comienzo de la fiesta fue un sonido de fanfarria y la posterior apertura del telón. El show, como el Demo 2003, arrancó con “Demasiado lomo”, tema que dio pie a un repaso completo por este primer material de Ojos Locos. La primera parte del recital se tiñó de azul para rememorar viejas épocas en la tonalidad característica de este primer disco. Una pantalla, ubicada en el fondo, mostraba la gráfica del álbum, así como también antiguas entradas a recitales, folletos históricos y banderas, algunas de las cuales se hicieron presentes en la noche de Vorterix. El típico momento de lectura de trapos se precipitó porque “Así”, la canción que la banda tradicionalmente usa para la despedida, forma parte del Demo 2003 y sonó octava en la lista del 24 de noviembre, seguida de “Anda diciendo” y “Vas a ver” que completaron el recorrido por los diez temas más antiguos de la banda de Villa Real.

Al finalizar ese momento, las luces empezaron a tener matices amarillos y naranjas, ambientando el recital en el presente con los colores que se encuentran en la tapa de Tocando Mañana, su disco de 2017. Este camino en el tiempo trajo canciones recientes como “Polvo de Alif” y “Rosa china amarilla”, así como también representantes de diferentes épocas. “Mirás sin ver”, “Una verdad en tu corazón” y “Ahora y todo”, fueron algunas de las elegidas para demostrar los diversos momentos de la banda.

El tango se hizo presente con imágenes de Carlos Gardel en la pantalla mientras Martín Martines cantaba “Melodía de Arrabal”. Esto dio lugar a “Vuelvo”, la canción de Ojos Locos que se inspira en la idea tanguera de que veinte años no es nada. El público, más conocido como La Monada, bailó al ritmo de temas como “Buen día” e hizo pogo durante las dos horas que duró el espectáculo brindado por la banda que se completa con Juan Cabral y Lucas Vázquez en guitarras, Germán Leitman en armónica, Luis Lamas en batería y Gonzalo Vilches en bajo. El intercambio era constante y en varias ocasiones le hicieron llegar a los músicos remeras y gorras con el nombre de la banda y el 17, número insignia de Ojos Locos.

Una de las grandes satisfacciones que te da la música es conocer grandes personas”, afirmó Martín invitando a acercarse a Junior y a Marcos, de La 25, para hacer juntos “Paciencia”. “A nosotros nos gusta esto. No estamos buscando pegar figuritas en el albúm para después vendérselo a Clarín”, aseguró el cantante y despertó en público la respuesta al ritmo del ya clásico “Mauricio Macri la puta que te parió”. Las palabras fueron respetadas y acompañadas por la banda, y La Monada se expresó durante casi dos minutos en los cuales sólo Martín hizo uso del privilegio de tener un micrófono para sostener que si había alguno en el auditorio que pensara diferente, disculpara a la gran mayoría. Acto seguido, bajó el micrófono y se dirigió al fondo del escenario, dejando que el cántico dure lo que la gente crea necesario y decante, como si fuera un tema más, en la siguiente canción que marcaba la lista, “Ahí”.

La disposición en el escenario permitía que hubiera espacio para moverse de un lado al otro, cosa que Juan supo aprovechar acercándose a los músicos para establecer diálogos sonoros con cada instrumento. Tampoco faltó oportunidad para que se posicione en el frente tomando las riendas por momentos y ganando protagonismo con sus esperados riffs. El final del show se dio cuando Juan, con su guitarra, se subió a la tarima de la batería, quedando de espalda al público. Todos los integrantes se habían reunido alrededor para permanecer expectantes de la instrumental despedida lograda en conjunto con Luis.

Sin olvidar el resto de sus producciones, Ojos Locos festejó los 15 años de su primer disco, uno de los más queridos por su publico. El sonido fue prolijo y permitió que se aprecie el crecimiento individual de sus integrantes históricos, tanto musicalmente como en la postura sobre el escenario. Las habilidades musicales de quienes entraron hace poco no quedaron de lado, logrando de esta manera que el show se beneficie por las subjetividades y se conforme algo colectivo que supera la suma de las partes.

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