At The Drive-In
Esta estación ya está operativa
13 de Noviembre, 2018
El Teatro de Flores recibió a At The Drive- In, una de las bandas más relevantes de la escena pos hardcore, y tanto el público como el grupo estuvieron a la altura, no tanto así el sonido.
Más de veinte años debieron pasar para que los argentinos pudieran escuchar en vivo las maracas de Cedric Bixler-Zavala. “Arcarsenal”, de Relationship of Command (2000), marcó el debut absoluto de At The Drive In en escenarios argentinos. En Flores desplegaron la energía frenética y necesaria de una banda que volvió porque notaron que los tiempos y las necesidades siguen siendo urgentes como cuando nacieron en 1994. Una refrescante patada de post-hardcore emocional.
La noche había comenzado con CuchoDub pasando música. Excelente elección ya que los temas elegidos por el DJ iban más por el lado del reggae y los ritmos jamaiquinos. No hacía falta levantar la ansiedad de todos los presentes con música similar a la banda que aglutinaba a todos en el Teatro de Flores. Por lo tanto, la espera se hizo bastante amena mientras algunos intentaban descifrar qué tema no faltaría en la lista de ATDI.
El horario de comienzo, según estaba anunciado, era a las 21. Pasaban los minutos y solo se veía que alguien sostenía el telón para que no se abriera mientras sonaban algunos acordes sueltos. Exactamente a las 21:15 el escenario quedó a la vista e inmediatamente aparecieron en escena los cinco At The Drive-In. El comienzo del esperado show fue con una intro lenta y pesada cortada por las maracas de Bixler-Zavala y el conteo del baterista Tony Hajjar. La explosiva “Arcarsenal” hizo que volaran vasos de cerveza y arrancara el, siempre bienvenido, mosh.
La composición del público era la esperable: mayoría de treintañeros acongojados. Los gritos desgarradores de Bixler-Zavala surcaban la noche, mientras Omar Rodríguez disparaba sus guitarras tan características. Si bien se lo notaba apagado en cuanto a sus movimientos, el sonido que le saca Rodríguez a su instrumento es su marca registrada. Si bien el histórico Jim Ward ya no los acompaña, el diálogo de violas entre Keeley Davis y Omar fue excelente.
La selección de temas para la lista estuvo acorde a una primera visita, varios de Relationship of Command, su disco más exitoso, y solo algunos de In-ter a-lia (2017). El regreso de la dupla Rodríguez-Zavala con ese disco del año pasado está lejos de lo que fuera The Mars Volta, por suerte. Lejos quedaron la complejidad instrumental y lo progresivo. Todo es rápido, fuerte y al mentón.
El punto negativo fue, claramente, el sonido. Durante la primera parte del show fue casi imposible entender qué sonaba a través de la pared brumosa que se oía. Todo era una bola de sonido. Con el correr de los temas se fue acomodando pero no llegó a sonar como merecía una banda de la calidad de ATDI. La energía del cantante fue envidiable, ya que sigue pareciendo un joven de 20 años desesperado y apremiado por las urgencias. Los saltos, el revoleo del micrófono, los golpes al escenario, los gritos, los rulos (que abren paso a una incipiente calvicie), las corridas, lo hacen un frontman irrepetible.
La noche se fue con la parte culposa de una banda del estilo, el hit. “One Armed Scissor” fue el, obvio, cierre de la noche con un Teatro de Flores extasiado por ver esa banda que tanto esperaba. Un show frenético de un poco más de una hora le bastó a At The Drive In para cumplir con su primera visita, pero dejando la sensación y las ganas de que no sea la única. Esperemos que la revancha sea con un sonido acorde a la banda. Se lo merecen y nos lo merecemos.
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