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Personal Fest

Personal Fest Día 2: 4G para todos y todas

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Luciano Bassano

12 de Noviembre, 2017

Personal Fest Día 2: 4G para todos y todas

La segunda jornada encontró a Los Fabulosos Cadillacs rompiendo con el molde de un festival que disfrutó de la calidad de P.J Harvey y Daughter, más el cierre electropopero de Phoenix y Fatboy Slim. Y también de marcas, vips y tarjetas de crédito para consumir.

El ska frenético de la instrumental “Cadillacs” auguraba ya que algo distinto sucedería en esta segunda jornada del Personal Fest: durante más de una hora iba a haber por primera (y casi única) vez pogo en el Club Ciudad. Los Fabulosos Cadillacs estaban en el escenario y ofrecerían un repertorio sin novedades y plagado de hits, ideal para que se deleite el público que asiste a este festival. Todo plasmado a partir de una excelente performance de todo el grupo, con su calidad sonora de siempre, quebrando la extrema tranquilidad que traía el festival y volando cabezas por todas partes.

La banda diferente del día pasó por todos sus variados estadíos musicales, desde el punk rabioso de “Mi novia se cayó en un pozo ciego”, hasta la cálida paz de “Siguiendo la luna”, pasando por el rocksteady (“El aguijón”) o el rock canción (poderosa versión de “Saco azul”).

Un show típico de los que venían entregando en sus últimas presentaciones, pero dejando de lado alguna perlita o partes más oscuras, entregó el carisma de siempre de Vicentico en su rol de antihéroe, haciendo participar al público en “Calaveras y diablitos”, y también a Flavio Cianciarulo en el centro protagónico de la escena, animándose a guiñarle el ojo a Sumo y al himno nacional. Florian y Astor, los hijos de, la siguen rompiendo, brindando una energía adolescente arriba de las tablas que contagia a todos.

El cierre fue imbatible: “Mal bicho”, “Matador”, “El satánico Dr. Cadillac” y “Yo no me sentaría en tu mesa”. Gran set para una banda que parece que habrá que esperar un buen tiempo para volver a verlos en vivo en la ciudad. Y si hablamos de despedidas, eso fue lo que se vivió en el escenario in door a las siete de la tarde. Utopians dio su último show luego de que su exguitarrista fuese apartado de la banda hace más de un mes tras el escándalo de abuso y acoso en el que se vieron envueltos varios artistas de la escena rockera. Rabioso y frenético fue el set de la banda que supo pisar fuerte en la escena emergente, asomando también en el mainstream con mucha presencia en festivales o como soporte de shows internacionales. “No tengan ídolos, tengan convicciones. Si tienen un ídolo transfórmenlo en convicción”, sentenció Bárbara Recanati, su cantante, antes de hacer la última canción y escaparse rápidamente casi sin mirar al público, como no pudiendo contemplar lo que estaba sucediendo.

Los escenarios principales ubicados uno al lado del otro (imposible no perderse con tantos nombres de marcas), fueron acogiendo a los diferentes artistas internacionales de la jornada. Daughter fue la gran banda ganadora del domingo, con una aprobación unánime y un público fan que deliraba en el comienzo y el final de cada canción, hasta llegar al “olé, olé, olé, Daughter, Daughter”.

Los problemas técnicos que retrasaron el comienzo del recital, hicieron que la cantante Elena Tonra saliera sola con su guitarra a ponerle el pecho mientras a su alrededor intentaban como locos arreglar la situación. No sólo se la bancó, sino que maravilló a todos con su extrema y desgarradora dulzura. Ya con banda completa, las ovaciones crecían cada vez más y ella agradecía constantemente, muy tímida y hasta sorprendida de tamaña respuesta.

Al toque, Seu Jorge llegó y se sentó solo con su guitarra acústica y su té. Parece el típico tío borracho que sabe tocar la viola pero no. Es un reconocido actor que interpretó a Mané Galinha en “Ciudad de Dios” y fue el tripulante Pelé Dos Santos en “The life aquatic with Steve Zissou” (por cierto, el escenario estaba ambientado en el barco del capitán). Y por sobre todas las cosas, cuando larga la voz la rompe toda. A pura canción y folk, revisitando a David Bowie (“Changes” o “Lady stardust”, por ejemplo) y con confesiones de que compuso temas totalmente en pedo, el brasileño se ganó el cariño de todos, a pesar de su propuesta bastante extraña para el contexto festivalero.

El set de P. J. Harvey fue sublime. Esa densidad, esa constante repetición de versos, la oscura presencia de cada instrumento, sirvieron como decoro perfecto para una cantante que tiene una calidad interpretativa grandiosa. Esa mezcla de cuelgue al mejor estilo The Doors y pasajes ambientados en Velvet Underground, pero con muchos más arreglos, se conjuga perfecto con ese germen alternativo y bien depre típico de los ’90. Momentos cercanos al punk (“50ft queenie”), destellos percusivos (“The words that maketh a murder”), y hasta canciones tan hermosas como incómodamente lúgubres como “The ministry of social affairs”.

El final épico con “River anacostia” dejó al Club Ciudad hipnotizado por completo: todos los músicos coreando a capella los últimos versos, regalaron el mejor momento de todo el festival.

Los franceses de Phoenix pusieron el electropop al servicio de la noche cerrada y su cantante Thomas Mars hizo de las suyas, tirándose al público en el cierre del set con “Ti amo di piu”. Una gran puesta de luces y visuales, fue protagonista junto a la música para ponerle ese espíritu popero que todos habían ido a buscar.

El set giró a través del flamante disco Ti Amo y el cantante no paró de mostrar su histrionismo constante, arrastrándose por el piso en “Sunkrupt!" o cantando al lado del público en "Armistice". El Personal se había convertido en una disco y todos contentos, claro.

¿Disco dijimos? Todo listo entonces para que salga a escena Fatboy Slim. El festival cerró con un DJ como su contexto lo pedía. Los de adelante bailaron como en una rave, los del medio miraron a un tipo no hacer más que manipular sus bandejas y botones, y los de atrás juntaban fuerzas para empezar a irse, como muchos habían ya hecho luego de Los Fabulosos Cadillacs o de Phoenix.

A bailar entonces hasta el final de la noche entre los hits propios y los samplers de Bruno Mars, James Brown, Arcade Fire, el tema de Rocky y el tan clásico como insoportable riff de Seven Nation Army de The White Stripes.

Caminando hacia adelante te topabas con el escenario in door, y cruzando el puentecito estaba el escenario del Domo. Allí se fueron sucediendo diferentes artistas indies con discográfica, destacándose la desfachatez de Francisca y Los Exploradores frente a una buena concurrencia de público que se iba amontonando. También Deborah de Corral tuvo destacada performance demostrando que no es solo una exmodelo bonita, aunque pareciera que toca sólo en estos festivales. Los jóvenes Callate Mark, bien temprano también hicieron de las suyas con sus destellos new wave bien al palo.

El resto, todo armado perfectamente como siempre para un público que en general, para hacer comparaciones, es como el que va a ver a la selección y no el que va a ver a su equipo favorito todos los fines de semana. Marcas por doquier, comida y merchandising para consumir, actividades varias típicas de la era virtual y alienada, y el vip con la gente cool.

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