A ellos les gusta así

El barrio porteño de La Paternal tuvo fiesta por partida doble. A la tarde, Argentinos Juniors logró el ascenso a la Primera División del fútbol argentino después de un año. Horas más tarde, la banda quilmeña liderada por Mauricio “Junior” Lescano arribó al Microestadio Cubierto Malvinas Argentinas para darle un poco de calor a este invierno. Los micros desde distintas zonas iban colapsando los alrededores y desde la estación Arata, en la intersección de Av. Constituyentes y Av. Chorroarín, la caravana enfilaba hacia el recinto en medio de fuegos artificiales. “Vamos que toca la venti loco”, arengaba el público mientras pasaba el cacheo previo. Una vez adentro, la recepción estuvo a cargo de Nada de Nada, una banda de zona sur que puso en marcha la jornada con un repertorio bien power. Las banderas comenzaban a flamear por todos los rincones y el clima de cancha avivaba las plateas. Así de fervientes son los seguidores de La 25: trapos, tirantes, globos, aliento desde el paravalancha. Ni hablar de aquellos que por no conseguir un campo se tiraban desde lo más alto. Por suerte no hubo que lamentar ninguna desgracia. Ya todo estaba listo para que la banda inoxidable saliera a tocar.

A las 22 horas, las luces se apagaron y los cánticos tomaron mayor eco en cada garganta. Una estructura lumínica, ubicada en el centro del escenario, formaba un 25 gigante. A medida que pasaba la intro en las pantallas, iba subiendo hasta posar en las cabezas de los músicos. Desde la placa debut, llegó “Bienvenidos” para estallar la noche. Los pocos que iban quedando afuera, a las corridas ingresaban por las escaleras que ya se encontraban colmadas, impidiendo el paso. De inmediato, “No pares” continuó con el pogo y esos silbidos que le dan color a la canción. El rock no dio tregua y “Sucio sheriff” confirmaba que todo estaba muy bueno. Las violas coordinaron el ritmo cuadrado de “Como me gusta” mientras de fondo el logo clásico y característico del grupo se multiplicaban. Un viejo auto se expandía en los monitores y la armónica de Juan Ildarraz dieron pie a “El vecindario”. Hasta aquí la lista pasó por el primer disco titulado La Veinticinco Rock And Roll (2001) y El Origen (2013). Luego llegó el turno de Con El Rock En Las Venas (2004), que con unos vientos se lucieron en una corta versión con final blusero de “Nena bien”. El riif inicial de Marcos Lescano hicieron que el ambiente se sienta bien caliente con “Me voy a quedar”. Para nostalgia de muchos siguió “Hacelo de nuevo”, ese tema que alguna vez tuvo en voces a Alejandro Sokol.

“Buenas noches Malvinas”, saludó Junior en pleno hit de “Cruz de sal” que se cantó con emoción, mientras Los Pibes Del Oeste pelaban un inmenso trapo en la platea superior izquierda. La noche estaba a merced para que la banda se cope con un set list variado de sus dos décadas y un poco más de trayectoria, así que “Pidan lo que quieran” era más que ideal para que sonara. El cantante solicitó que los presentes “respeten los diez mandamientos o en el infierno cagarán”, indicio que el góspel “10 mandamientos” estaba por llegar, eso sí, con una sorpresa en su cierre: “Miss you” de The Rolling Stones. Otro punto sentimental que golpeó directamente en el corazón fue “Barrio viejo” donde cada bandera tomó un peso importante en esos minutos. Antes de un breve descanso, los muros del estadio se derribaron dejando “Escombro en la ciudad”.

La fiesta siguió con el tango rockero de Mundo Imperfecto (2008) llamado “Andrajoso”. Continuando con ese material discográfico, los abrazos se dejaron ver con “Sólo esta noche”. El baterista, Heber Darío Vicente, tuvo su momento para reventar los parches con un solo magnífico que de repente se convirtió en la “Primavera light”. Nadie quería que esto termine y la banda tenía en claro ese mensaje, por lo tanto “Rock and roll hasta el amanecer” era lo necesario para calmar las ansias. “Pusieron las banderas al revés, pónganla bien ¿no se dieron cuenta?”, exclamó el guitarrista Hugo Rodríguez haciendo referencia a dos trapos de Villa España que inmediatamente se sacaron. El primer invitado del show vino desde las entrañas de Los Ratones Paranoicos. El batero Roy Quiroga se subió para versionar “Let it bleed”, un clásico de sus majestades satánicas. Luego, Martín Martines de Ojos Locos, tomó la posta para “Sólo voy” mientras de fondo acompañaba el video oficial.

El sonido del teclado poco a poco hizo que se coreara “Adicción”, que explotó cuando la banda salió desde las bambalinas con un juego de luces intenso. Los efectos violetas alumbraron las tablas en “25 horas” y en el campo las banderas no dejaban de flamear. Tras un recorrido anecdótico de su niñez, el cantante explicó un poco la historia de “Mil canciones” que salió prolija junto a la armónica y violines. Siguió “La rockera” y un “chau hermanos, buena vida como siempre”. Ese amague del final trajo los bises: “Quiero 25” y “Chica del suburbano”. Pasada la medianoche, tras más de dos horas de concierto, ahora sí era el final. “Nos acompaña un amigo futbolero al que le deseamos lo mejor”, remató Lescano. El público atónito se imaginó la aparición de Daniel Osvaldo. Sin embargo, el flamante director técnico de la Selección Nacional, Jorge Sampaoli, dio su presente. Los aires revolucionarios de “Hasta la victoria” dejaron en claro cómo es el ser argentino: manija de rock, fútbol, Che y vino. Cada localidad que llegó hasta Gutemberg 350 fue nombrada y la banda se despidió al sonido de “La 25”. Terminó una nueva gira pero el viaje de vida aún tiene un largo tramo por recorrer.

Ante más de 6.000 personas que agotaron las entradas, La 25 cerró en Buenos Aires el tour que comenzó el 28 de mayo de 2016 en el Microestadio de Lanús y recorrió todo el país. Las próximas fechas confirmadas por el Interior son el 26 y 27 de agosto en Córdoba y el 16 de septiembre en Comodoro Rivadavia.