Un corazón verde, amarillo y rojo

Hace 30 años el reggae pegaba fuerte en Sudamérica. Argentina ya tenía sus primeros exponentes como Los Pericos y algo de Sumo con su collage de punk y ska. En Chile la historia comenzaba a contarse con Gondwana cuando su miembro fundacional, I-Locks Labbé, escuchó a The Police en Viña del Mar y decidió que quería ir por ese camino, calzándose el bajo hasta el día de hoy. En el medio pasaron diversas formaciones hasta la actual, con el cantante Mc Jona al frente.

El carisma de los chilenos convenció al público argentino de que es una banda a la que tenían que prestarle atención y el romance no tardó en llegar. De hecho, en el 2009 festejaron sus 23 años editando un DVD que grabaron en Buenos Aires. Ese amor a la distancia se acentúa en cada visita, en la que desde un lado y el otro no se fallan.

El clima del jueves en La Trastienda tuvo mucho de eso. Primero, y para calmar la espera, los presentes recibieron muy bien a Delfines de Etiopía y a León Vodo quienes calentaron el escenario para lo más esperado de la noche. La lista arrancó con “Susurro” de su último disco Carpe Diem y la onda continuó con “Chainga Langa” del primer álbum homónimo al nombre de la banda, que editaron en 1998, 11 años después del inicio de todo.

La noche continuó con la buena onda de la gente que coreaba y festejaba con cada tema, ya sean de los clásicos o los más nuevos. “Fuego”, “Traficantes de fe” y “Reggae is coming”, lograron una gran atmósfera con la que el público parecía encenderse cada vez más. También pasaron temas como “No es el fin”, “Verde, amarillo y rojo” y “Si no fuera”, entre otros superclásicos que adornaron la velada.

Gondwana reconfirmó su amor con el público argentino y demostró que en 30 años, en donde tuvieron que rearmarse varias veces, la esencia quedó intacta.