Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Massacre

Encuentro musical del tercer tipo

Cronista: Fernando Villarroel | Fotos: Anabella Reggiani

21 de Agosto, 2016

Encuentro musical del tercer tipo

La banda continúa presentando "Biblia Ovni" y profesa su amor por la vida extraterrestre.

Suena Tender, de Blur. Seguramente, una de las pocas -pero certeras- conexiones que aparezcan entre los pibes britpop de Colchester y Massacre sea esa melosa afirmación cantada que dice: “Love´s the greatest thing” (“El amor es lo más grande”). 

Walas hace un culto de esa premisa desde hace ya treinta años; su presencia en el rock nacional debe ser lo más parecido a un mashup entre Tony Alva, Carl Sagan y el pastor brasilero de las trasnoches televisivas. La noche está ideal para que alguien grite un rabioso “¡pare de sufrir!”, porque justamente hoy es el día en que los cariocas ganan por primera vez la medalla dorada, en fútbol, en un juego olímpico y varios son los argentinos cultores de ese miserable slogan tuitero que pretende instalar el “nunca vamos a ser felices”. Definitivamente, es una noche ideal para Walas y sus profesías de amor Star Trek style.

Un maniquí vestido de novia se encuentra ubicado en la primera fila del primer piso de Museum –sí, ese lugar en el que se festejaron varios cumpleaños, con pizza libre y cumbia, hoy sirve como auditorio para bandas- y el público pareciera no tener registro de él. No llama para nada la atención, nadie lo mira, ni le saca fotos, porque todos están esperando al pastor skater de la dimensión desconocida. No hay tiempo para distraerse con nimiedades freakys.

El show empieza con “Mi amiga soledad”, ese track con título capcioso también encargado de abrir Biblia Ovni. Ni bien terminan de sonar los últimos acordes, el tipo (vestido con una suerte de campera con plumas rosa y una remera de la NASA) avisa que la propuesta musical de su banda es de “compra, venta y canje” y se dispone a cantar el disléxico “Te leo al revés”. Todo muy normal para el pastor y sus fieles, esos que acompañan al culto desde los tiempos en que se llamaba “Massacre Palestina”.  

“Te arrepiento” y “Niña dios”, comprenden el equilibrio justo entre los salmos clásicos y los nuevos. No hay exageración si se piensa en las letras de esta banda como las sagradas escrituras de E.T; en el medio de todo el flash, Walas afirma que la presentación no se trata de un ejercicio de psicodrama y que nada de lo que pudiera ver en escena podría ser descontextualizado, dejando en claro su postura ante el Corderagate y que tiene los pies bien puestos sobre la tierra.

Mientras la audiencia aún no sabe si es, o no, víctima de delirio cósmico es sacudida primero por el potente sonido de “La nave” y luego por los coros entonados por la banda gosspel Afrosound; en este momento, el umbral hacia la tercera dimensión fue cruzado con éxito y no hay retorno. “La octava maravilla” y “Sofía, la supervedette” ambientan la misa y el mensaje de fe y esperanza los alcanza a todos.

El final cae, los aplausos son cerrados y aquella tibia amargura inicial fue ciertamente derrotada. Los feligreses salen conformes con el discurso y los músicos se sienten satisfechos; definitivamente, Massacre logró alcanzar el objetivo una vez más, la experiencia de acercar a su público a vivir un nuevo encuentro cercano del tercer tipo fue cumplida con creces.

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