Marley Sinfónico
El humo, la orquesta y los dreadlocks
27 de Febrero, 2014
The Reggae Symphony Band hizo del Vorterix una pista de baile, al compás de los himnos históricos del héroe jamaiquino Bob Marley.
Salir los jueves por la noche es uno de los fenómenos porteños más interesantes de los últimos años. El rock y un buen vermouth se convierten en dos fieles aliados para que el fin de semana llegue un poco antes (aunque sea solo una ilusión).
El viejo Teatro de Colegiales ofrecía un evento rastafari particular. La gente empezó a colmar la capacidad para ver esas celebridades del reggae en español rindiendo tributo al más famoso del genero. Bahiano fue el primero en salir al escenario: ‘Bienvenidos al Marley Sinfónico!‘, dijo mientras se preparaba para entonar ‘Every little thing‘.
La fiesta comenzó cuando Darío Alturria de Kameleba subió al escenario y generó un climax tal, que los saltos de las personas daban un momento de paz. De la Zona Ganjah también se escuchó un presente, y de la boca de Juan Gahona se escuchó: ‘Oh, I Know It‘s impossible.. It‘s a natural mistake‘!
Si hay un tema que representa a las mujeres es ‘No woman, No cry‘, por eso, la belleza femenina la pusieron las dos coristas que sorprendieron a todos.
A ‘Get up, stand up‘ le puso el cuerpo Fidel Nadal, a quien la gente le festejó cada mínimo movimiento que hizo. Seguro la mayoría no sabe que formó parte de Todos Tus Muertos, pero su fama creció en escala en los últimos aňos, casi tanto como su demagogia.
Mientras que Pety de Riddim pedía un fuerte aplauso para que sonara ‘One Love‘, dejando su sello sobre el escenario, el Bahiano volvía para ‘I wanna i love you‘. Esta escena se repitió una y otra vez, ya que los invitados volvían a las tablas constantemente.
Para el final la elegida fue ‘Could be you loved‘, y subieron todos los músicos, donde Fidel Nadal tuvo tiempo de rapear, la gente se descontroló y terminó todo como una gran fiesta.
Los que concurrieron pensaron que (como es habitual) se iba a hacer un bis pero no: no llegó a durar ni una hora y media. Si bien el evento era algo inusual, con un buen número de público heterogéneo (buzos de Metallica hasta de Kapanga), 200 pesos era un precio complicado para un fin de mes. Pero esto no podría opacar nada porque este tipo de eventos realza el género y alimenta los oídos con versiones difíciles de olvidar.
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