Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Black Sabbath

El diablo sabe

Cronista: Gentileza: Paula Claro | Fotos: Beto Landoni

06 de Octubre, 2013

El diablo sabe

Una semana después del show de Maiden en River, la segunda cumbre del metal dejó a todos más que satisfechos: más de 40 mil personas quedaron cabeza abajo luego del show de Black Sabbath en el Estadio Único de La Plata.

La jornada arrancó con la presentación de Horcas y luego llegó el turno de Megadeth, que dio un show con gusto a poco, debido al sonido algo bajo y a que la voz de Mustaine no sobresalía bajo ningún aspecto. Ni bien terminó el show de los californianos, un telón negro cubrió el escenario apenas unos minutos. Todo estaba bien, y las cosas venían haciéndose rápidas y efectivas. Aún con las luces prendidas y el manto que lo cubría todo, se escuchó un "oooohhhh", y no muchos cayeron en que el que estaba reportándose desde las sombras era el mismísimo Ozzy Osbourne, voz oficial de las tinieblas. "¿Se van a volver locos hoy?", y eso más que a una pregunta, sonó a una orden que se repetiría una y otra vez durante el concierto de Black Sabbath
 
Las luces se fueron y empezó el delirio, porque la sirena que sonaba advertía que se venía la memorable "War Pigs", aquella canción critica de la guerra de Vietnam y la política de aquellos años, que abre su disco Paranoid de 1970. El primer solo de Tony Iommi fue ovacionado, mientras Ozzy pedía que griten, que aclamen. Parecía que el público que ardía no le bastaba y quería mas.
 
La lista siguió con "Into The Void" (de Master of Reality, 1971), y el gran Ozzy no paró de agradecer -"Son hermosos, los amamos"-, y así repitió varias veces en la noche, aunque quedó pendiente escuchar alguna palabra del mítico guitarrista. Pero bastaron los riffs únicos que creó, en parte a raíz del famoso accidente las prótesis de goma de los dedos y la historia que conocemos: es uno de los padres del heavy. 
 
"¿La están pasando bien?" volvió a preguntar el cantante, antes de "Snowblind", canción que habla explícitamente de la cocaína y que iba a ser el titulo del álbum que luego fue Black Sabbath Vol. 4 (1972), pero los directivos de la compañía lo rechazaron por su mensaje explicito, y por si alguno no lo entendió, miles de imágenes de personajes esnifando cocaína se conjugaron a la derecha de las pantallas.
 
La presentación de la banda arrancó por el legendario bajista Geezer Butler, siguió por el joven baterista Tommy Clufetos y cuando llegó a Iommi, la ovación fue estruendosa: ese hombre que aparece como una estampa inmutable sobre el escenario, no sólo es el creador de los sonidos que nos fueron llevando lentamente hacia el infierno sino que también fue el que no se bajó del caballo cuando Ozzy fue y vino reiteradas veces por sus múltiples adicciones, o cuando tuvo que lidiar contra el cancer.
 
De repente suenan las campanas, el símbolo se pone el rojo y todo se va sumergiendo más y más en el grito del horror "Black Sabbath", que según cuenta la leyenda, nació la noche de horror que vivió Butler cuando una figura negra se posó a los pies de su cama... "¿Qué están cantando?" pregunta Ozzy, fascinado con el "Olé, olé, olé olé" argento y trata de imitarlo reiteradas veces. 
 
El cantante se despojó de su saco, cuasi túnica negra, y tras "Fairies Wear Boots", llegó una impecable interpretación de "Rat Salad", seguido de un solo de batería de Clufetos de más de diez minutos que es difícil de reproducir en palabras. El despliegue del baterista sumado a los flashes y luces enceguecedoras, todo era un impacto a los sentidos, algo así como tener a los boxeadores George Foreman, Oscar de la Hoya y Mike Tyson dándote todos juntos sin parar, y que encima te guste el dolor.
 
Llegó el turno de "Iron Man", y aunque no sonó la voz robótica, todos conocemos ese riff y las pelucas empezaron a volar por los aires. Ya no importaba nada, en una seguidilla de clásico tras clásico, todos perfectamente interpretados; y hasta "God Is Dead", de su último disco 13, es una canción que suena nueva pero no dejar de ser Black Sabbath. 
 
Ozzy tomó una bandera de Brasil, se la puso a los hombros y la soltó inmediatamente, cuandio vio el gesto negativo de los miles que se encontraban en La Plata. "Dirty Woman" nos trajo mujeres desnudas a la pantalla antes que el amo anuncie una canción más, que fue "Children of the Grave". Pero todos sabían que faltaba más, y luego del amague con "Sabbath Bloody Sabbath" le dejaron el final a la gran cabeceadora, "Paranoid". Ahora sí, todo había terminado. 
 
Sin Black Sabbath es muy probable que la música pesada en todas sus vertientes jamás hubiese existido. Con su rock oscuro y repleto de referencias a Satán, abrieron las puertas de un infierno que nadie quiso cerrar. Y si bien por unos cuantos motivos las expectativas de muchos para este show no eran altas (presentaciones anteriores, drogas, enfermedad y mil etc) esos mismos tuvieron que salir callados y agradecer por haber asistido.
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