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Maldonado

Nunca nos fuimos

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Jose Fuño

24 de Mayo, 2013

Nunca nos fuimos

Una noche inolvidable fue la que vivió Maldonado presentando su disco debut El arte de esquivar puñales, y logrando llenar el ND Ateneo en su primera presentación de gran importancia en la Ciudad de Buenos Aires.

“¿Y ahora qué va a pasar?”, se preguntaron cientos de fans cuando después de dos extrañas noches de febrero de 2012 se disolvía Adicta, banda pop argentina fundamental de la primera década del siglo XXI. A diferencia del cantante Toto, que desapareció del ambiente de la música, Rudie Martinez (teclados y programaciones), Julián Horita (Guitarra), Diego Rodriguez (bajo) y Joaquín Franco (batería) decidieron seguir todos juntos para adelante, y a los pocos días de la separación, los ex Adicta anunciaron que sumarían en voz al cantautor Federico Hoffmann, y que desde el barrio de Villa Ortúzar se estaba gestando el nuevo proyecto: Maldonado. En este primer año de existencia se dedicaron exclusivamente a editar su disco debut, y a tocar en cada lugar que les brindara un espacio, ya sea tanto en bares y fiestas del under, como en programas de gran audiencia de radio y de televisión.
 
Tal como anunciaban los muchos afiches que adornaban toda la ciudad, la noche del 24 de mayo de 2013 era completamente de Maldonado. La misma poseía dos condimentos importantes: por un lado, la presentación oficial de El arte de esquivar puñales, un muy buen disco debut editado en forma independiente (además, se encuentra subido a internet y se puede descargar de forma gratuita desde la página oficial de facebook de la banda), y por otro lado, el primer show en un lugar importante, nada más y nada menos, que en el histórico ND Ateneo. 
 
El recital estaba anunciado para las 23 30 horas, pero la banda salió a escena poco más de una hora después. El teatro se llenó, las luces se apagaron y las cortinas se levantaron al ritmo de “Uh, uh, uh”, canción que abre el álbum y esta vez, el show. “Buentrato” siguió en la lista y fue una de las canciones más festejadas de la noche. “¡Gracias por venir! ¡Gracias por estar!”, fueron las primeras palabras del histórico Rudie Martinez previo a “Amor electricidad”, luego de que tomase prestado el micrófono del frontman, y comenzara a charlar y a jugar con el público. 
 
“Flor”, “Dos o tres cosas” y “Extraña forma de gritar” fueron muy festejadas por la gente, ya que tanto la guitarra de Julián Horita como el bajo de Diego Rodríguez, entraban en trance y se robaban, por momentos, todo el protagonismo. Para seguir con el clima festivo, una rockera canción nueva en la que cantó parte el baterista fue el puntapié inicial para que sus compañeros lo cargasen por poner una foto suya como decoración del bombo que completa su batería.
 
“¡Viva la música para todos!”, dijo entre risas y con aires de ironía Rudie, mientras que Federico Hoffman tomaba el micrófono para cantar una poderosa versión de “A Verlaine”. Un punteo alucinante de Horita mientras el cantante bailaba y se tapaba en plena actuación fue lo que provocó “Desvío”. Un cambio de roles entre guitarrista y bajista para una canción nueva llamada “Sucedió un domingo” explotó de manera salvaje en toda la banda, que se despachó con una interpretación muy rockera.
 
El show comenzaba a llegar a su fin pero previo a eso tocaron “El cuerpo”, dónde las programaciones de Rudie se hicieron escuchar fuerte, y dos intensas versiones de “Atajo” y “Días”, donde otra vez se podía notar con facilidad, la buena química entre los músicos. 
 
El único momento Adicta de la noche llegó de la mano de “No te lleves mi alma”, mientras que para las últimas canciones hicieron parar a todos aquellos que estaban dentro del ND Ateneo. “Tu mente adivina me decía que podía pasar”, gritaba con intensidad el estribillo de una nueva canción, mientras que las románticas y poéticas “El amor en do” y “Las olas”, cerraron una noche anecdótica para la banda de Ortúzar.
 
Sí, puede ser que sus integrantes no sean nenes nuevos en el mundo del rock, pero es siempre es bueno resaltar cuando se junta la buena música y la poesía. Además, Maldonado está haciendo lo que le gusta y se divierte: bastó con ver a los cinco integrantes de la banda cuando salieron a tocar con esa expresión de inmensa felicidad en sus rostros. Es importante que sigan así, y como el cauce del Arroyo Maldonado bajo la Avenida Juan B. Justo: “¡Que Fluya!”.


TXT: Ariel Andreoli 
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