Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Pearl Jam

Aún estamos vivos

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Beto Landoni

13 de Noviembre, 2011

Aún estamos vivos

Pearl Jam entregó toda su energía el domingo en La Plata, en el marco de un clima ideal creado por la banda y por todos los presentes que se encargaron de llenar el estadio.

Cuando el fenomenal tema “Black” alcanzaba su final, ya en los bises del concierto, las cuarenta mil almas que peregrinaron hacia el Estadio Único de La Plata hicieron interminable la canción, coreando con el alma el punteo que personaliza esta pieza, ante la mirada atónita desde el escenario de la banda de Seattle que había llegado hasta allí para regalarles una de las mejores noches de rock de su vida. Pero esa muestra de agradecimiento por parte del público hizo que el regalo de Eddie Vedder y compañía se hiciese, al menos por unos minutos, completamente recíproco y el “gracias” llegue desde arriba de las tablas.

Cómo no iba a estar agradecida la gente si dos horas antes la magia empezaba a hechizar a todo el estadio cuando el cantante se presentaba a sí mismo y a su pedido de libertad con “Release”, dando una cálida bienvenida que rápidamente se enfurecería de la mano de “Go”, dejando en claro que, como no podía ser de otra manera, la ciclotimia se iba a apoderar de la noche con canciones que nos harían subir y bajar constantemente, sin previo aviso y sin posibilidad de descanso alguno.

Suena “Corduroy” y el sonido no es del todo óptimo aún, con una base ruidosa que no termina de dejarnos maravillar con los tantos matices que convidan las guitarras y también la voz de Vedder, la que recién con el temazo “Given to fly” logra ubicarse donde se merece. Allí el saludo del cantante en castellano (con machete incluido) enfervoriza a todos al tiempo que, cauteloso, pide a la multitud que dé tres pasos hacia atrás. Un rato después, luego de que “The Fixer” (del último álbum de estudio, Backspacer -2009) provoque el primer gran agite de la noche, uno de los tres vallados del campo cedió durante minutos dejando en claro una vez más lo ridícula y peligrosa que resulta la división de distintos sectores en el campo de los recitales de rock en nuestro país.

Las guitarras de Mike McCready y Stone Gossard siguen regalando buenos momentos y uno se puede colgar y admirar los exquisitos solos, o asombrarse ante ricas canciones como “Small town”. Pero también logramos enloquecer con rabiosos punkys como el recontra corto “Lukin”, o “Supersonic”, ideal preludio para lo que fue (como aquella vez en Ferro ‘05) el homenaje a Ramones a través de “I believe in miracles”, con Vedder contando que su primera vez en el país había sido en la última gira de Joey, Johnny y compañía. Y si de punk hablamos, nada mejor que haber visto como soporte a X, histórica banda californiana que nos escupió deliciosos momentos de furia en la previa.

Con “Do the evolution” arranca una elevación en la calidad del concierto que será constante hasta el final de la noche, ya que al toque “Life wasted” empieza a capella y la voz de Vedder se desgarra en su máxima expresión. “Jeremy” y su tremenda historia detrás continúa tal senda que luego se magnificará con el ruego “stay whit me” en ese lecho de muerte que es “Just breathe”, amenazando ser el momento más emotivo de la noche en cuanto a lo musical. Pero si algo tiene esta banda es que no sigue la lógica, y, si de emotividad hablábamos, “Mother” de Pink Floyd (que hace poco tocaron en TV en Estados Unidos en El show de Jimmy Fallon) se llevará un rato más tarde toda la atención y las palmas. Habrá más covers: el sesentoso “Last kiss” de Wayne Cochran que Pearl Jam lanzó como regalo a sus fans en 1999, y casi en el final, “Rockin in the free world” del indispensable Neil Young (escuchaste aquel álbum de 1995 llamado “Mirror Ball”, ¿no?). 

Luego de la oscuridad de “Blood”, un descanso nos trae los bises con “Smile”, y el momento más alto de la noche con todo lo que significó lo que ya contamos de “Mother” y “Black”. Pero para no dar respiro alguno, llegó “Better man” (y otra vez el guiño ramonero con la intromisión de “I wanna be your boyfriend”), al tiempo que “Alive” fue el broche de oro (como no podía ser de otra manera, en esta especie de festejo de 20 años de banda, el fundacional Ten -1991- sonó casi completo). Ya con las luces del estadio encendidas, “Yellow ledbetter” marcó lo que sería entonces el broche de platino, y así el final de casi tres horas épicas, donde las sensaciones más placenteras que un ser humano pueda tener desembocan en la plenitud que sienten todos al emprender su regreso a casa.

Lejos de la modalidad que ofrecen los megaconciertos en cuanto a extrema parafernalia audiovisual y escenográfica, donde todo parece estar fríamente calculado, Pearl Jam apela como siempre a la humildad, y volvió a emocionarnos, entregándonos toda su energía, su oscuridad, su delicadeza, su furia, su magia. Su música.

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