Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Megadeth

Arquitecto de la destrucción

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Beto Landoni

10 de Noviembre, 2011

Arquitecto de la destrucción

La banda de thrash regresó al país para presentar su nuevo disco “Th1rt3en” con un setlist corto y varios problemas de sonido.

La numerología parecía perseguir a Dave Mustaine, líder de Megadeth. Su último disco se llama 13, tiene 13 tracks, aprendió a tocar la guitarra a los 13 años y nació un 13 de septiembre, pero ¿era necesario que en sus shows toque sólo 13 temas? Quizás la cirugía a la que tuvo que someterse en su cuello a mitad de año jugó un papel importante a la hora de encarar la gira, y no la superstición en sí misma.

Poco de esto le importa al público argentino, que sigue a Megadeth como un culto religioso, guiado por el reverendo Mustaine, y que se enloquece cuando Shawn Drover golpea los parches de su batería recreando la intro de “Trust”. Enganchada suena “In My Darkest Hour” -dedicada a Cliff Burton, fallecido bajista de Metallica - con quien supo compartir el primer line up de la banda de James Hetfield. “Wake up dead” llena el lugar de un tenebroso thrash, los devotos metaleros cantan la letra y los solos ejecutados por Chris Broderick, y terminan tapando a todos.

El sonido fue un problema con el que Megadeth tuvo que batallar durante toda su presentación, ya que nunca logró equiparar los volúmenes para lograr un balance, evitar que se pierdan las melodías, o se arme la famosa bola. Con sus guitarras  filosas, Mustaine y Broderick forman un dúo asesino, a hora de ejecutar con sus 500 solos “Hangar 18” -del inmortal “Rust in Peace”-sumada a la novedad con respecto al show del miércoles, “Angry Again”.

“Whose Life (Is It Anyways?)” de su reciente placa sirvió de antesala para el riff  inoxidable de “She Wolf” que logra sulfatar tu cerebro… thrash en estado puro. David Ellefson, miembro fundador que regresó a la banda en 2008, tomó el escenario y con la línea de bajo de “Down Patrol”, le dio un respiro a Mustaine, que parecía agotado y no al 100% físicamente.

Después de “Head Crusher” y “Sweating Bullets” con la charla de Mustaine consigo mismo, llegaba el final con tres clásicos del heavy metal: “Symphony of Destruction” que con la pasión argentina registrada en el DVD del 2005 terminó provocando un efecto dominó mundial: “ustedes empezaron esta moda alrededor del mundo. Toquemos donde toquemos, cada vez que hacemos «Symphony of Destruction» todo el mundo se pone a gritar ‘a-guan-te-Me-ga-deth’, sin saber siquiera qué significa” declaró el Colorado hace tiempo en una entrevista. “Peace Sells” y “Holy Wars The Punishment Due” cerraron el encuentro entre Argentina y Mustaine, unidos desde hace mucho tiempo de forma simbiótica.

Megadeth tocó poco, el sonido y la acústica del Malvinas le jugaron una mala pasada, pero aún así el público ovacionó a Mustaine, renovando los votos de un matrimonio metalero, que pase lo que pase, nunca se separará.

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