El fogón de Chris Cornell

Una de las cualidades de una buena canción es poder desnudarla de efectos, alejarla de la distorsión y que, aún así, siga sonando bella. Basándose en esta premisa, Chris Cornell encara su Songbook Tour por Argentina, Chile y Brasil, demostrando que la electricidad no es exclusivamente sinónimo de rock.

A las 21:30, el creador de Soundgarden salió al escenario con una aclaración hacia su  público después de cancelar tres conciertos: “hace unos días estuve enfermo y perdí la voz, pero me encerré en una ‘cárcel’ hasta recuperarla, para poder hacer estos shows en Buenos Aires”. Cinco guitarras acústicas, un amplificador Vox y sus poderosas cuerdas vocales son las armas que Cornell tiene para encarar su setlist, conformado por temas propios y ajenos.

“(What's So Funny 'bout) Peace, Love and Understanding?” de Nick Lowe y “Can't Change”, dieron el puntapié inicial a lo que sería una noche intimista, minimalista, con canciones llevadas a su mínima expresión.

A 20 años de la creación del Grunge, era imposible evitar los temas de Soundgarden,  banda que lo consagró y lo lanzó a fama. “Fell on Black Days” fue el primero, seguido por “Wooden Jesus”, donde Cornell terminó haciendo una improvisación. “Yo no tengo canciones que hablen de Jesucristo, pero puedo crear una ahora: Jesucristo sé bueno conmigo, soy un buen chico, Jesucristo por favor no mates a mis amigos” recitó ante la risa del público.

Durante varios pasajes de su presentación, el guitarrista tuvo como ladero a Alain Johannes, músico chileno, creador de la banda Eleven, colaborador de grupos como Queens of the Stone Age y Them Crooked Vultures y, no menos importante, miembro de What Is This?, donde compartía formación con Flea, a quien le enseño a tocar el bajo.

En el repaso de su currículum musical no podía faltar Audioslave con los clásicos “Be yourself”, “Wide Awake”, “Like a Stone”, “Doesn't Remind Me” y “I Am the Highway”, acompañado también por  temas de la superbanda Temple of the Dog que Soundgarden y Pearl Jam formaron en 1990, como tributo a su amigo Andrew Wood, líder de Mother Love Bone. Los elegidos fueron “Hunger Strike”, donde más de uno debió haber esperado la entrada de Eddie Vedder en el estribillo, y “Call Me a Dog”. “When I'm Down” rompió el binomio, guitarra/voz con una pista de piano disparada desde un tocadiscos, para aportar el momento blusero de la noche.

Es increíble como Cornell, él solo con una guitarra acústica y su privilegiada voz, es capaz de hacer resonar todo el Gran Rex con sus interpretaciones, como si estuviese acompañado por mucha más gente. También llamó la atención el brillo y la transformación de Chris a la hora de hacer temas ajenos como “Thank you” de Led Zeppelin, la magnífica “A Day in The Life” de los Beatles, la oscura versión de Billie Jean” de Michael Jackson, y las pacíficas “Imagine” de John Lennon y “Redemption Song” de Bob Marley. El cierre estuvo a cargo de “Blow Up the Outside World” de Soundgarden, después de dos horas y 27 temas.
 
Chris Cornell demostró con la magia de su voz, lo fino y artesanal que es lo acústico. Ahora, lo esperamos en su versión más despiadada, eléctrica y llena de grunge.