Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Gran Martell

Los ilusionistas

Cronista: Pablo Andisco | Fotos: Beto Landoni

12 de Junio, 2008

Los ilusionistas

Gran Martell desplegó potencia y virtusismo en un show de primer nivel

No había planes mucho mejores para un jueves por la noche. Gran Martell se presentaba en el ND Ateneo, el lugar que mejor permite apreciar todos los detalles de una banda de rock. Esto implica un riesgo, porque se resaltan las virtudes tanto como los errores. El trío desplegó toda su magia en vivo y dejó en claro que tiene talento al servicio de la composición, algo difícil de conseguir.

La banda sorprendió cuando editó su debut homónimo en 2005. Jorge Araujo, ya fuera de Divididos, reunió a Tito Fargo, ex guitarrista de Los Redondos y a Gustavo Jamardo, quien fuera bajista de Porco. Con el correr de los años y los shows, los músicos se fueron despojando de su propio peso específico y de su pasado en bandas importantes, y  Gran Martell consiguió la química buscada. 

El show arrancó sin rodeos: se fueron sucediendo “Es igual”, “Freak nocivo” y “Gotas calientes”. Sin mayores discursos, hablando por medio de sus instrumentos. Avanzado el show, Tito Fargo quedó solo en el escenario jugando con su Fender, mientras los plomos armaban una segunda batería bien adelante. Araujo agradeció a quienes le permitieron “tocar parado y más cerca de la gente”. Fue el momento de “Silencio de los pasos”, un verdadero lujo.

Araujo y Jamardo son los que llevan adelante las voces. En la del ex Divididos se nota la influencia de Ricardo Mollo, mientras que la Jamardo recuerda a la de Willie Quiroga de Vox Dei, y esa forma de cantar tan propia de los ‘70’s. Por su parte, Tito Fargo pela repertorio de violas para darle el sonido justo a cada canción. Así, “Tragamonedas”, uno de los temas nuevos, adquiere sonido zeppelin con la de doce cuerdas y “Palomo al corral” se incendia hacia el final con el wah wah a pleno.

La excusa de la jornada fue presentar algunos temas que formarán parte del nuevo disco. “Tango griego”, a dos voces y con una estructura bien disparatada, marca registrada del trío, en la que la viola parece viajar por un carril distinto al de la base. “Dos huecos”, que servirá también para titular el álbum, viene con un delicioso riff de guitarra un tarareo pegadizo en el medio y un estribillo irresistible, casi a capella, apenas con algunas cuerdas.

Para la parte final del concierto queda “Es igual”, con un buen solo de Jamardo, y “Quema”. Araujo agradeció a los presentes y a quienes permiten y alientan “estas nuevas formas de expresión”. El hecho de que la masividad sea poco más que una utopía y que la novedad venga por el lado de tres tipos que pasaron los cuarenta y llevan un largo camino en el rock, pinta un poco como estamos.

Mientras la salida del segundo disco es inminente, Gran Martell confirmó su estatura como banda en un demoledor show en el ND Ateneo, una banda y un espacio que parecen hechos uno para el otro.

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