Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Skay Beilinson

Los seguidores del Dios Skay

Cronista: Pablo Andisco | Fotos: Beto Landoni

14 de Junio, 2008

Los seguidores del Dios Skay

El ex guitarrista de Los Redondos sigue construyendo su carrera solista en base a una fórmula maestra: grandes discos y conciertos mágicos.

Domingo por la noche, mucho frío, un país en problemas y ni siquiera Messi o Agüero dan una mano para combatir el bajón. Entonces El Bondi sacó pasaje a Flores para presenciar otro show impactante de Skay Beilinson en El Teatro.

El guitarrista continúa presentando el genial “La marca de Caín”, pero también recorre su discografía solista y, naturalmente, pela temas de Patricio Rey. Lejos quedó aquella primera presentación porteña en marzo del 2003, llena de timidez y clásicos de antaño. Ahora, con tres buenos discos en la calle, sólo hay lugar para tres temas de Los Redondos y hay lamentos por las ausencias de algunas canciones de su etapa solista (“Astrolabio”, “Flores secas”, por ejemplo). Todo un signo de los tiempos. 

En la previa suenan los mismos cantitos que en los viejos recitales ricoteros, remplazando cada “Indio” por un “Flaco”. Entonces se pide “que salga el Flaco y todo el año es carnaval”. Y el Flaco apareció detrás del telón apenas pasadas las 21, con aquel grito tribal que da pie a “Genghis Khan”, el tema con el que inició su aventura solista

Por casi dos horas, Skay y su banda, Los Seguidores de la Diosa Kali, dieron un show impecable. Luces y sonidos se combinan de manera tal que todo esté en su punto justo. La presencia escénica se organiza con Javier Lecumberry, también líder de La Doblada en teclados, a la derecha del “Topo” Espíndola, el baterista que desde hace tres años forma parte de esta historia. Más adelante, los históricos Oscar Reyna (guitarra) y Claudio Quartero (bajo) secundan al hechicero de las seis cuerdas.

El repertorio incluyó completo el tercer álbum, mezclado en dosis justas con otros temas de la etapa solista, (“Paria”, “Dragones”) cantados a la altura de cualquier himno.  Esto permitió apreciar en vivo la madurez compositiva y escénica que se desprendía del disco. Sin dudas “Ángeles caídos” con ese punteo que es pura emoción y “El fantasma del 5to piso” con su oscuridad explosiva, están entre los mejores temas del último año.

El primer recuerdo ricotero llegó con “El pibe de los astilleros”, que había sido coreado entero en la previa por las bandas. Una versión con matices respecto a la original, algo más acelerada. El “sólo te pido que se vuelvan a juntar” no se hizo esperar y el guitarrista, algo fastidiado por el canto recurrente, declaró irónico “hoy es 15 de junio, estamos en 2008”, elegante pero claro en su mensaje. Un poco más enojado se mostró cuando tiraron cerveza al escenario. La gente empezó con aquello de “que boludos que son”, Skay dijo “eso mismo” y siguió la fiesta.

“Masacre en el puticlub” sorprendió ya desde la introducción, sin el pianito beatle símil “Honey Pie” de la versión original, lo que le dio un corte más rockero al tema. A partir de allí, sí se pareció a la que todos conocemos y las bandas deliraron. Skay se muestra mucho más suelto a la hora de cantar, pese a que un prolijísimo atril le servía de ayuda memoria.

El amague de cierre fue con “Oda a la sin nombre”, el primer hit de su etapa solista, le siguió “Ji ji ji”, sin dudas la canción más esperada de la noche; luego toda la furia de “El golem de Paternal”, con ese riff que golpea directo a los sentidos, y un regreso más, ya para despedirse con “Síndrome del trapecista”.

Cada vez más cómodo como solista, Skay llenó dos veces El Teatro de Flores y regaló a su gente dos horas de un recital signado por el encanto de sus seis cuerdas. Con el notable momento que viven sus referentes, la espera por la vuelta de Los Redondos se hace mucho más placentera.

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