Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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La Borgoña

Un trago para ver mejor

Cronista: Pablo Andisco | Fotos: Gentileza: Andrea Villa

15 de Septiembre, 2007

Un trago para ver mejor

La noche del sábado no era de las mejores para salir de casa. La sudestada que castigó a Buenos Aires durante toda la semana invitaba a otro tipo de planes, pero los seguidores de La Borgoña tenían una cita ineludible. El Bondi activó el limpiaparabrisas, llegó hasta El Condado y te trae todos los detalles del show.

Pasadas las 23 se apagaron las luces de la sala y mientras los músicos subían al escenario, una pantalla mostraba imágenes de la banda en el estudio de grabación. Y para confirmar que presentaban Primer Trago, arrancaron con “El doctor”, tema que también abre la placa, y en el que se destaca la viola del  Sergio “Cuervo” Grigüelo. Con la armónica de Fede López le pegaron “Rutas del sur”. Y a continuación, dos horas de rock and roll, blues, invitados y emociones.

Desde el primer momento los músicos se mostraron muy cómodos y evidenciaron las horas de ensayo sobre las tablas. La base conformada por Matías Giliberti (batería) y Gastón Gómez (bajo) fue el sustento para una formación no muy común de tres guitarras  que se alternaban los solos y el protagonismo. En “Viejas Maletas” nuevamente echaron mano a la pantalla para proyectar el video clip del tema. Diferentes tipografías desplegaban la letra del tema, en una fórmula bastante trillada. Mejor centrarse en lo musical, una bella balada sureña de abandono y desamor. La guitarra de Pablo “Tuky” Strione se lució en “Indecisión”, y la dupla “Rock para Poncharello” y “El cajón” entregaron la postal rocanrolera de las tres violas en simetría, algo que repetirían a lo largo del concierto.

Los plomos acercaron unas sillas y el “Tano” Marchese se calzó la guitarra criolla, signos inequívocos de un mini set acústico de tres canciones, una propia “Ya amaneció” y dos homenajes: una versión en castellano de “Long as I can see the light”, de Creedence, con una notable interpretación vocal de Javier Gómez, y Heartbreak Hotel, de Elvis, con la presencia del “Vasco” Bariain, de los Chevy Rockets. Un gran momento de la banda, que dejó al público aplaudiendo y se fue a tomar un merecido descanso. A recargar las pilas y a amucharse en el zaguán  del boliche para fumar el pucho prohibido y evitar la llovizna.

La presencia de Daniel “Turco” Yaría, productor artístico de Primer Trago, fue la nota saliente de la reanudación. Acompañado también por el “Conejo” Calvá (vocalista de los Yaría Brothers) se lucieron en un rock and roll rutero, a medida: “Vértigo y Acción”. A partir de allí el escenario se transformó en un sube y baja de invitados y en una fiesta de rock y blues. La armónica de Luis Robinson brilló en “Me queda el rock and roll”, y se quedó en las tablas para un doble homenaje a Pappo (“Ella es un ángel” y “Rock and roll y fiebre”, otra vez con un notable solo del Turco).

El final del concierto fue exclusividad de La Borgoña, sin invitados y con temas propios: “Azucena”, con la obligada presentación de los músicos, y “Calles de Tango”, joyita que también cierra el disco, una melodía que viaja por el blues y el tango para arribar a una estación bien rockera. Punto final para el concierto y aplausos recíprocos entre la banda y el público.

La Borgoña cumplió un ciclo, el que va de la gestación del primer disco a la presentación oficial de ese material. Y lo hicieron con todas las de la ley, en un sitio ya emblemático del blues local y con amigos invitados. Mozo, traiga otra ronda.

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