Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Pepsi Music

Hechizo de luna

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro | Fotos: Beto Landoni

21 de Septiembre, 2007

Hechizo de luna

En la fría noche de viernes, Héroes del Silencio volvió al país, luego de once años, para dar inicio al Pepsi Music 2007 con una catarata de temas mágicos. Lástima que el sonido no estuvo de su lado.

Desde que los Héroes del Silencio se separaron hace ya diez años, Enrique Bunbury, voz y líder del conjunto, engendró una carrera solista manejada a su antojo. Luego de varios discos de gran calidad, como Flamingos (2002) y El viaje a ninguna parte (2004), el cantante zaragozano dirigió sus hilos por donde mayor le convino. Tanto que se dio el lujo de integrar súper bandas como Bushido y colaborar con artistas y conjuntos tan variados como Ariel Rot, Raphael, Nacho Vegas y Aterciopelados.

Es más, la vida del émulo de Jim Morrison fue tan ajetreada que luego de organizar una gira que lo llevaría por varios países del mundo, decidió retirarse de la música a mediados de 2005 aduciendo cansancio. Sin embargo, en el año de las vueltas solventadas por grandes empresas, la mejor banda rock and roll española no podía quedar afuera del negocio y fue tentada para dar diez shows por los que recibirán medio millón de euros por cada concierto. Lo que se dice una oferta irrechazable.

“No ha habido muchas dudas en cuanto al repertorio: estuvimos de acuerdo en un 90%", le dijo Enrique Bunbury a la Rolling Stone de España sobre la lista de temas a desarrollar en su serie de presentaciones. El mismo derrotero para todos los países. Luego de un cambio de fecha y de agotar las 30 mil localidades disponibles, los Héroes llegaron al país para abrir el festival Pepsi Music 2007 el pasado viernes en el Club Ciudad. Veinte minutos después de lo anunciado Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pepe Andreu tocaron el escenario secundados por cuatro pantallas que mostraban de manera parcial distintas imágenes del tablado.

La intro “Song to the siren”, de This Mortal Coil, sirvió para preparar la garganta de los presentes. El tandem “El estanque” y “Deshacer el mundo” marcaron el comienzo de un show que se desenvolvería a lo largo de dos horas. “Vámonos mar adentro”, dijo Bunbury antes dar con el tema que abre su primer disco, El mar no cesa. A partir de ahí la gente se enloqueció de la mano de grandes canciones como la galopante “Sirena varada”, “Agosto” y la poderosa  “Opio”.

Al término de la canción que integra el último disco de la banda, Avalancha, la batería de Pepe Andreu fue trasladada desde el fondo del escenario hasta la parte central para dar forma al set acústico que se venía: seis canciones en formato débil que, parar mala suerte de los músicos, el sonido no acompañó de la mejor manera. Así pasaron, entre otras, “La herida”, “Apuesta por el R´N`R” y “Héroe de leyenda”.

A esta altura, el show se dividía entre rarezas y clásicos, algo que se notaba en un público no muy entusiasmado. Pese a que se lo vio alegre, corriendo de un lado al otro, y dejando el alma en cada tema, Bunbury aprovechó un momento para recordar que “nosotros somos una banda de club. Somos de La Trastienda, del Teatro, del Roxy. Es increíble para nosotros estar delante de tanta gente”. Y siguió: “Nos gusta tomarnos una cerveza y estar cerca de nuestra gente, gracias por venir”. Parecía como que el cantante no estaba ni muy de acuerdo con el sponsor ni con la masividad provocada por su vuelta. Es que a Enrique le gustan esos pequeños cabarets ambulantes en los que puede brindar a los ojos con los habitué.

Para aquellos que a esta altura todavía no se habían enganchado con el show la catarata demoledora de clásicos se hizo presente para mover el piso del Club Ciudad por primera vez. “Entre dos tierras”, “Maldito duende”, “Iberia sumergida” y “Avalancha” sirvieron para despertar a los presentes. Pero parecía tarde. Luego de lastimar sus cuerdas vocales con gritos desesperados de rabia, Enrique y los suyos se retiraron del escenario. Pero sólo por tres minutos.

“Tesoro” y “Bendecida” los devolvieron al escenario para terminar nuevamente con la “La Chispa Adecuada”. Pero no podían irse, el tibio recibimiento que la gente le había dado a uno de sus mayores hits obligaba a que la banda pruebe aunque sea una vez más con la despedida. Y así fue: “El mar no cesa”, “Tumbas de sal” y “En brazos de la fiebre”, se llevaron los últimos acordes de la banda en tierra argenta. Siempre y cuando la moda de los regresos no siga dando sus frutos.

El regreso de Héroes a la Argentina, luego de once años de ausencia, estuvo matizado por buenos y malos momentos. Grandes canciones, el poder arrollador de la guitarra de Juan Valdivia y la increíble voz de Enrique Bunbury bastaron para tapar algunos problemas de sonido que a lo largo del show habían opacado la vuelta de una banda de leyenda. Los héroes del vino se merecen una copa más. Pero por favor que no sea de gaseosa.

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