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Quilmes Rock 2025 Día 3: Cómo me gusta verte reír

El sábado 12 de abril en Tecnópolis, No Te Va Gustar y Babasónicos demostraron por qué son dos de las bandas más grandes del momento y Los Auténticos Decadentes que son los reyes de la canción. Pero hubo mucho más.

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La tercera jornada del Quilmes Rock estaba en su epílogo. Babasónicos cerraba los escenarios principales con un show plagado de clásicos, ideal para los que habían ido por tener la misma onda, aunque también para los curiosos que no se querían ir, y por supuesto para los fans que crecieron con el tiempo. Pero muchas cosas estaban pasando en los demás escenarios.

Soy Rock

Desde el comienzo con “Bye bye” (de su último disco Trinchera, 2022) hasta la energía de “Irresponsables”, Babasónicos pasó por sus típicos estadíos románticos, rabiosos, glamorosos o bien rockeros. El público bien lookeado bailaba, cantaba y grababa con los celus. Adrián Dárgelos se movía se un lado al otro y la energía de “Pendejo” y “Soy rock” precedió a un final a puro hit de la mano de “El loco”, “Carismático” o “Yegua”.

Pero en este final de jornada, si bien la mayoría quedó agolpada obviamente en el escenario principal, las casi 60 mil personas presentes se dispersaron en gran cantidad por los demás escenarios que también ofrecían propuestas muy atractivas y esperadas.

La Beriso explotó el escenario Popart en la otra punta del predio. Rolo y compañía dieron un show muy preciso y ajustado, tocando esos hits que tuvieron su momento cuando llegaron a tocar en River. Hoy, con perfil más bajo y menos convocatoria, se encontraron con un lugar en el festival que les quedó chico. Como dato curioso, cerraron con “De música ligera” y “Ji ji ji”, los temas más representativos de las dos bandas más legendarios del rock argentino, incluso con la vieja y ridícula rivalidad generada por su público en los ’80 y los ’90.

En el escenario del medio, el Geiser, con buena concurrencia aunque en bastante menos cantidad, Dancing Mood entregó esa buena dosis de ska instrumental y esos solos de vientos que te hacen bailar sin querer nada más. La vigencia de la banda liderada por Hugo Lobo es emblemática.

Si querías caminar más llegabas al bello escenario Enigma. Y la pregunta era qué hacían decenas y decenas de personas varadas en la puerta sin poder pasar. Es que había rebalsado la capacidad del anfiteatro para ver a Gustavo Cordera. Con una banda muy precisa, el cantante intercaló canciones propias con clásicos bersuiteros. El público cantó “El tiempo no para”, bailó “La bomba loca”, saltó con “La bolsa”, aunque el momento más épico lo regaló “Un pacto” y los coros de la gente que le ponían la piel de gallina a todo el lugar.

De todas formas, el dato de color se dio afuera, cuando los presentes cantaban desesperados “abrí la puerta, la puta que te parió”, y ya resignados, se entregaron a poguear y cantar bien fuerte y con rabia “se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno también” en el medio del pasto. Trabajo extra para los incrédulos agentes de seguridad.

Prendidos fuego

El número central y el que sin dudas más gente atrajo fue el de No Te Va Gustar. Una de las bandas más convocantes del momento arrancó sin titubeos: “No te quiero acá”, dedicada en su creación al expresidente uruguayo Jorge Batlle, fue toda una declaración de principios para lo que piensan del actual momento argentino, especialmente nuestro compatriota Emiliano Brancciari. “Yo no te quiero, no te quiero acá, disfrutá, tal vez mañana no estés más”, cantamos todos bien fuerte y con bronca, para que apenas hecho el silencio, el ya clásico de festivales “el que no salta votó a Milei” llegue demasiado rápido. Por supuesto que varios siguen sin saltar, y el futuro se sigue viendo demasiado oscuro en el horizonte.

Con un set plagado de clásicos, los uruguayos mostraron todo su potencial sin demasiadas sorpresas. Temas como “Al vació”, “A las nueve” o “Comodín” pegaron de entrada, en el medio apareció el reggae de “Verte reír”, la rabia de “Más mejor” o ese temazo que es “Prendido fuego”. La catarata final fue a puro hit: desde “Pensar” y “Tan lejos” a “Fuera de control” y la infaltable “No era cierto”. Contundente, bien fuerte y al medio, con una performance perfecta. No fallan.

Los reyes de la canción (y la nostalgia)

Desde temprano en los escenarios principales hubo ruido de clásicos y también muchas hermosas canciones que regalaron nostalgia. Para los más grandes, aquellos tiempos vividos que volvían por unas horas. Para la juventud, tal vez, ver en vivo aquello que escuchaban de chicos o lo que leían en cassettes o CDs de sus viejos que nunca pudieron escuchar porque ya no tienen dispositivos para hacerlo.

Con Virus nos sentimos en los ’80, con Los Auténticos Decadentes y Rata Blanca en los ’90, y con Los Tipitos en los 2000. Y por si fuera poco, en el escenario Popart Los Pericos también la hiteaban de principio a fin con el propio Cucho Parisi cantando de invitado “Home sweet home”.

Desde “Hay que salir del agujero interior” hasta “Wadu-wadu”, Virus trajo las imágenes de Federico Moura en “Amor descartable” y se ganó el “Olé, olé, olé, Virus, Virus” de la hinchada. Los Tipitos dieron un show impecable y bien arriba, con un comienzo entre “Brujería” y “Algo” que hizo saltar a todos hasta el final tan clásico y enérgico como lo es “Campanas en la noche”. Nadie podía parar de agitar, pero llegaba el turno de los reyes de la canción.

“Somos como somos, decadentes así somos”. Los Deca son los número 1 de los festivales y lo corroboran en cada presentación. Tal vez muy pocos de los presentes hayan ido exclusivamente por ellos, pero todos, absolutamente todos (más que en cualquier otro momento de todo el festival), cantaron y bailaron de principio a fin, sin parar un segundo.

Todavía era de día y su set fue el momento en el que más gente se agolpó para cantarse todo.  Agite con “Como me voy a olvidar” y “Los piratas”, baile con “Corazón” o “El gran señor”, emoción con “El pájaro vio el cielo y se voló” y “Un osito de peluche de Taiwán”, con Fer Ruíz Díaz de invitado. Para colmo de hits, además le metieron temas de Sumo y Los Abuelos que son parte de su último álbum ADN. El final con “La guitarra” contó con la presencia de los Dancing Mood. Fiesta.

El Kuelgue fue el descanso de hits nostálgicos, pero de todas formas se clavaron otro hitazo de Los Abuelos de la Nada como es “Mil horas”. El set musical y performático comandado por la gran impronta de Julián Kartún tuvo muchísima gente que se hizo presente para verlos. Mientras saludaban luego de los últimos acordes de “La curva”, el campo intercambiaba la joven elegancia en su mayoría femenina por algunas tachas, remeras negras y muchos cuarentones.

Rata Blanca suena de puta madre y la voz de Adrián Barilari sigue tan épica y perfecta como en los ’90. Mientras el cantante anunciaba que aquel Magos, Espadas y Rosas (1990) cumplía 35 años, las lágrimas caían con “Mujer amante” y el pogo levantaba vuelo con “La leyenda del hada y el mago”. Y, por cierto, qué temazo es “Guerrero del arco iris”.

¿Qué clase de joda es esa?

¿Hubo más? Mucho más. Sin dudas el día con las mejores y más prolíficas propuestas. En el escenario Popart, Boom Boom Kid efervesció la tarde temprana, desde España Ciclonautas trajo su potente y efectiva propuesta de la mano del rosarino Mai Medina, y el metal dijo presenta con los eternos Horcas y la impronta de A.N.I.M.A.L., banda que metió un set asesino, plagado de clásicos noventosos, una novedad (“Legado”) y el típico “Cop killer” de Body Count para cerrar. Más tarde, el poder de Eruca Sativa demostró que sigue vigente, y La Chancha Muda dio la cara por el rock de barrio y con grandes letras sociales. Banderas y gente agolpada demostraron su constante crecimiento.

¿Qué? ¿Más? Juliana Gattas hizo una disco en el escenario Geiser plagado de mujeres (temprano estuvieron Mia Folino, Lisa Scha, Wiranda Johansen), Javiera Mena demostró toda su impronta y su trayectoria. Por su parte, la carpita anfiteatro del Enigma arrancó con Mike Amigorena (?), y tuvo más nostalgia con La Portuaria y Richard Coleman.

Para todos los gustos fue el Día 3 del Quilmes Rock, con una gran concurrencia no solo en los escenarios principales sino también en el resto de los escenarios con shows de todo tipo. Sin embargo, la gran ganadora de la jornada fue la nostalgia, como en casi todos los días del festival en esta edición de 2025.

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