Pablo y las letras es el alter ego musical de Pablo D’Elía, actor, director y dramaturgo que explora todos los géneros músicales y trasciende décadas en sus composiciones. Al preguntarle como surge esta proyeccion de su persona, Pablo cuenta: “Me lo puso una amiga cuando nos hicimos redes sociales, un poco me obligó a hacerme, argumentándome que no se podía no tener redes y ser artista. Pensamos que podía ser Pablo y las palabras… o Pablo y las historias… y la escritura… porque yo escribo desde siempre, sea ficción, poesía o canciones, y llegamos al mínimo de esa reducción de sentido: las letras forman palabras y las palabras juntas crean sentido. Las letras son una combinación infinita de posibles historias futuras.”
Esas letras son lo que se destaca en su opera prima “Nada de amor”. “Es un disco que combina canciones que compuse desde mi adolescencia hasta la actualidad, luego de rupturas amorosas. Siempre digo que cada canción tiene un nombre y un apellido, la imagen de un chico al que quise mucho”, dice D’Elía y agrega: “Dejamos de lado los temas más “felices”, que también los tengo, pero no iban con este material que busca curar las heridas a partir de ritmos bailables”.
– Sos dramaturgo ¿escribís y luego buscas tu música, o es a partir de la música que compones tus canciones? – Las dos. En general, las letras aparecen con una melodía. Puede ser que esté caminando una madrugada y me asalte una melodía con letra, que grabo en el celular para no perder, o puedo estar con la guitarra y a partir de algún acorde nace una letra. También, en los ensayos con Chezco Beats (NdR: Productor del disco) hemos hecho canciones, a partir de una base a la que le agregamos letra. Chezco va complejizando las primeras ideas sonoras mientras yo, tirado en el piso probablemente, voy escribiendo lo que la cancion dice.
– Elegiste a Chezco Beats para producir tu disco. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Por qué lo elegiste a él? – Elegí a Chezco entre una variedad de productores por varios motivos. Primero porque, lo que hace como productor y músico me gusta mucho y es diferente a lo que yo produciría y generaría, lo que hace que en nuestra fusión aparezcan cosas nuevas. También, porque quería a alguién que pertenezca a la diversidad y pueda comprender algo de la experiencia de, muchas veces, ir a contrapelo de lo que la sociedad exije.
Su música transita por diferentes décadas, estilos y caracteres, conjugando el electropop de los 80, lo urbano de los 90, el carácter bailable de los 2000 y lo contemporáneo: “Creo que esto tiene que ver con no tener prejuicios. Con comprender que cada estilo tiene su encanto y es el indicado para contar determinada historia. Me interesan las canciones que cuentan algo. Y los ritmos adecuados dependen de la historia y la canción y no necesariamente de mis caprichos. Aunque siempre hay un poco de capricho en la creación. Y es lo que vuelve al disco tan sincero.”
A lo largo de sus diez canciones, Pablo explora sus matices vocales y deja ver un poco sus influencias: “Soy amante de la prosa intensa en la música. De mi adolescencia me gustan mucho Alanis Morissette, Adicta, Boom Boom Kid, Miranda, Aterciopelados. De los artistas más actuales, me interesa mucho lo que hacen Tove Lo, Lauv, Years and Years. Cuando compongo trato de conectar lo más que puedo conmigo. No traicionarme. Creo que de todas las artes la música es dónde uno más es, en dónde uno está más presente.“