Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Silvina Moreno

Silvina Moreno: "El escenario es mi lugar favorito en el mundo"

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Paula Ruiz

31 de Diciembre, 2020

Silvina Moreno: "El escenario es mi lugar favorito en el mundo"

Revista El Bondi se adentra en el mundo y las canciones de Silvina Moreno, la cantautora que continúa ofreciendo su último disco, Herminia, y que no para de crecer a fuerza de simpleza, carisma y especialmente, bellas composiciones.

“Estaba en el campo, cerca de la naturaleza, mirando los árboles, rodeada de paz y tranquilidad. Entonces sentí con todas mis fuerzas la presencia de mi abuela Herminia. Así nació la canción que comenzó a gestar el disco y le dio sentido a todo”. Un año después, hacia finales de 2019 llegaba Herminia, el cuarto trabajo discográfico de Silvina Moreno, íntegramente dedicado a su abuela, y el cual en este año pandémico solo pudimos disfrutar escuchándolo a través de las plataformas digitales o de las distintas opciones que nos regaló la cantante vía streaming, coronadas con el fantástico concierto en el Luna Park hace unos pocos días.

“Los conciertos por streaming fueron la manera que tuve de poder conectar con el público amoroso que tengo, por lo menos saber que estaban ahí, que de alguna forma podíamos encontrarnos”, reconoce la cantautora pero rápidamente confiesa que no ve la hora de volver a los shows normales, a como era todo antes de la pandemia. “Es que siento que nací para el escenario, es mi lugar favorito en el mundo, el lugar donde fluyo, donde se despierta mi niña interna, donde me siento como pez en el agua”.

Esa niña interna en la que hace hincapié Silvina sobresaldrá en toda la charla y será clave para adentrarnos en su mundo en general y en el de Herminia en particular. “Este disco me agarra en un momento de más tranquilidad, de más conexión con quien soy, con una necesidad de que las canciones se luzcan sin tantos arreglos, sin tanta producción. No es una mega producción, es más discreto en ese sentido y así lo quería yo, quería que se luzca la canción”.

-Ese concepto de canción despojada se para en lugar contrario a lo que fue tu disco anterior.

-Claro, ese fue una súper producción, con Eduardo Cabra de Calle 13, fue mi primer disco con Sony y estuvo genial. Uno siempre quiere probar diferentes cosas, entonces quise despojarme entonces de tanto arreglo, como un experimento. Es más, siento que pudo haber sido más simple aún, pero tanto no me animé (risas).

-¿Tiene algo que ver esa simpleza que contás con el hecho de haber nacido en esa tranquilidad y con la canción dedicada a tu abuela?

-Mi abuela Herminia era muy luminosa, muy alegre y no se hacía problema con nada. Era como una vieja niña, siempre estaba todo bien para ella, era simple. Sin dudas que lo traslado a eso, de quedarse con lo simple de la vida, con lo simple del día a día, porque trae más felicidad. Teníamos una conexión muy linda: ella era puro amor, muy agradable, no todas las abuelas son así. Hay abuelas más intensas, más dramáticas, la mía era muy agradable para compartir el tiempo porque no te demandaba nada, era una linda compañera, buena onda todo el tiempo, le ponía buena cara al mal tiempo. Herminia vivió cosas difíciles en la vida pero nunca te las tiraba encima, tenía buena cara a pesar de las dificultades de la vida.

-En tus canciones hay mucho de eso, de encontrar lo bueno pese a todo.

-Sí, yo me identifico con eso, con verle el costado luminoso a las cosas, ver el lado bueno de las cosas en lo musical. ¡En la vida soy más pesimista! (risas) Musicalmente me cuesta ahogarme en la angustia, prefiero buscarle un lado con más luz.

-El pesimismo lo dejás para la vida cotidiana.

-Totalmente. Escucho música oscura, me alimenta, pero los acordes menores hasta ahora me han costado más, salen más los acordes mayores, no tengo idea por qué. Yo era una niña muy pilas, alegre, siempre con ganas de entretener, pasarla bien, reírme y compartirlo con la gente que quería y que quiero.

-Alguna vez te definiste como alguien a quien le gustaba hacer que la gente se sienta menos sola. ¿Te pasó a vos con artistas como escucha?

-Eso me ayudó a definirlo. La música que más admiro es la que me hace sentir menos sola, la que me hace buena compañía. No hay cosa más linda. Ojo, una buena serie, una buena película, cuando el arte hace buena compañía cumple su propósito, te ayuda a compartir la soledad, la angustia, cualquier tipo de emoción que uno necesite atravesar. “Escuchar canciones tristes para sentirte mejor”, es totalmente real. Cuando descubrí que necesitaba aquello que los artistas hacían por mí, definí que esa era mi visión, mi objetivo como artista.

-Viéndolo desde este presente, ¿sentís que es algo que te pasó siempre incluso desde niña?

-¡Mi mamá siempre me dijo quera muy sentimental! Siempre fui muy apasionada de las cosas, de la vida. Una película triste me hacía llorar mucho, algo alegre me hacia reír y bailar mucho, sentía muy intensamente, lo recuerdo de esa manera. Me costaba muchísimo el aburrimiento, la cotidianeidad, que la vida se vuelva chata, siempre quería que haya magia, energía, diversión. Pero el aburrimiento es necesario también, por momentos la vida puede ser aburrida pero eso no quiere decir que deje ser mágica o extraordinaria. Es un desafío buscar lo extraordinario en lo ordinario. Sentarme un miércoles a la tarde a buscarle un significado a una canción, por ejemplo, eso es parte de mi trabajo, y no dejarme ganar por el pesimismo o por la sensación de que la  vida a veces es muy cotidiana o muy aburrida.

-¿Cómo arrancás vos a practicar la música esa que tanto disfrutabas al escucharla?

-Del otro lado del aburrimiento puede aparecer la creatividad. Ser la más chica de varios hermanos me hacía pasar bastante tiempo sola y entonces me creaba mundos imaginarios, me entrevistaba a mí misma y me hablaba en un inglés inventado ya que aún no sabía hablarlo, era una actriz de Hollywood, o inventaba que era Xuxa y bailaba, o una de las chicas de Jugate Conmigo, yo quería ser como Micaela. En un momento dije “quiero ser actriz, bailarina o música”. Se me dio por la música porque empecé a cantar mucho en mi colegio, en mi casa y arranqué clases de canto. La actuación siempre me gustó pero el entorno que yo conocía era el de comedia musical, es un género de los tantos que hay dentro del teatro pero a mí no me gustaba, no conecté. De a poco se fue dando entonces que la música ganó terreno y cuando terminé la secundaria decidí que totalmente era mi camino.

-Y ahí te fuiste a estudiar a Estados Unidos.

-Llego allá y me encuentro con un entorno de músicos increíble, todos igualmente o más obsesionados que yo con la música. Estar rodeada de eso todo el día me confirmó que había encontrado mi lugar. Fue muy lindo llegar a universidad de música que estaba rodeada de gente que se tomaba la música de la misma manera que yo. A veces me preguntan chicos que están por terminar la secundaria y les digo “esperen a encontrarse con ese entorno en la universidad, rodéense de gente que se apasiona igual que ustedes, se van a sentir muy acompañados”. Lo que más me ayudó a mí en este camino fue estar rodeada de otros músicos, hacerlo solo es muy difícil. Lo he hablado con muchas amigas artistas muy talentosas, y conectamos con lo mismo, con que esta carrera es larga, lleva tiempo, nuestros tiempos, nuestras frustraciones, nuestras alegrías. Compartir eso nos hace dar cuenta de que vale mucho más la pena así que solos.

-¿Por este entonces fue que te pusiste a componer?

-Yo quería ser la mejor cantante posible. Componía muy poco antes. Cuando llegué a la facultad en Boston veo que hay buenas cantantes, me inspiraban las mujeres más que nada, fuertes, que se paraban arriba del escenario y la descocían, pero además componían de una forma increíble. Ahí empecé a animarme a componer, a manejar mejor la guitarra y me paré en el escenario desde ese lugar, mucho más empoderada. Ahí entendí que por ese lugar iba mi camino, y no solamente por el hecho de ser una buena cantante.

Desde esa decisión de viajar a estudiar a la Universidad de Berklee hasta este presente cada vez más fuerte, la música fue la excusa perfecta para regalarle a Silvina Moreno poder viajar por todo el mundo. Aunque es el día de hoy que se siente sorprendida cuando le toca viajar para ofrecer su música. “La primavera vez que pisé una aeropuerto gracias a mi música fue un regalo y sigue siéndolo. Estar haciendo una cola para subir a un avión por mis canciones es algo muy fuerte, hoy en día aun no lo doy por sentado. Me dan una tarjeta magnética para entrar a un cuarto de un hotel con una cama decente, esas cosas las valoro demasiado. Fueron muchos años de dormir en cualquier lado, de no ver ningún ingreso, estas pequeñas simples cosas las valoro y quiero seguir valorando. Que la música me permita conocer lugares en el mundo es el regalo más grande, lugares y sobre todo personas”. Tan solo en 2019 Silvina viajó por Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Estados Unidos, México, Uruguay y el interior de Argentina. “Ya eso fue enorme para mí. No puedo perder esa sensación de gratitud porque es lo que me permite disfrutarlo”.

-Me imagino además que muchos lugares los conociste exclusivamente gracias a la música.

-¡Claro! Me divierte mucho más ir a un lugar a tocar que como turista, es muy divertido conocer lugares nuevos a través de mi trabajo.

-A veces no hay tanto tiempo en las giras, ¿cómo encontras el huequito para conocer más?

-Me ha ayudado mucho tener en Instagram ese sector que se llama “Esquina” y me obligo a mí misma a salir a buscar una esquina y filmarme tocando, aunque sea a una cuadra del hotel. Trato siempre de conocer un poco la ciudad y conocer gente, o contactarme con amigos que ya tengo. Eso es clave de conocer los lugares, conocer la gente, que es difícil si vas de turista. Ahí también me ayudó la universidad de Berklee, me dejó amigos por todas partes del mundo, entonces de repente voy a Berlín, Paris, Lima, llego y tengo al amigo local que muestra el cafecito local y los lugares a donde van ellos.

-También en los viajes está ese lugar en el que te nutrís de otros artistas que te encontrás en el camino, ¿no?

-Me encanta, el año pasado cuando estuve en Nueva York pude hacer una “Esquina” cantando con Vicente García, un cantautor dominicano que admiro muchísimo, también compartí con Cata García (Colombia) y grabé en su disco, o Francisca Valenzuela (Chile) que nos encontramos en una gira en Chicago. Juan Pablo Vega (Colombia) terminó produciéndome cinco canciones de Herminia gracias a un encuentro que tuvimos en México. Unos hermosos ejemplos de cómo me fui nutriendo con otros artistas gracias a todos los viajes. Insisto, los viajes son el regalo más grande que me ha dado la música.

TODAS LAS FOTOS