Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Ojos Locos

Ojos Locos, un tren sin frenos

Cronista: Maii Kisz | Fotos: Gentileza prensa

13 de Noviembre, 2018

Ojos Locos, un tren sin frenos

La banda de Villa Real cuenta con 17 años de trayectoria y actualmente prepara su show del 24 de noviembre para festejar los 15 del Demo 2003.

*Foto gentileza prensa/ Beloved

“Formar una banda es armar una tribu y salir a ponerle el pecho a todo lo que viene de afuera”
, manifiesta Martín Martínes cuando se le pide que recuerde la creación de Ojos Locos, hace 17 años. En 2001 el músico de Villa Real se aferró al impulso de cantar sus propias canciones y armó la banda. Uno de los convocados fue Juan Cabral, quien con su guitarra a cuestas, pañuelo y flequillo, tuvo el primer encuentro con el cantante en una esquina del oeste. El actual guitarrista de la banda recuerda: “Me presentaron por internet a un chabón que quería arrancar a cantar y tocar el piano. Él estaba reclutando hasta a un nene de 15 años, que sería yo”. La banda se completó con amigos y conocidos de Martín. “Fue buscar un grupo de gente para compartir algo”, asegura el artista.

Aunque pasaron 17 años desde aquel primer encuentro, hay una esencia que recorre cada etapa y se vislumbra a la hora de plasmar las canciones en discos y realizar los shows. “La música es producto de una necesidad, es un lugar dentro de la realidad y de la sociedad. Una pulsión, un fuego interno”, explica el cantante poniendo en palabras el sentimiento que los lleva a mantener viva la banda después de más de década y media. Ese mismo empuje los motivó, 17 años atrás, a dejar de lado su propia decisión de grabar un demo de 6 canciones y apostar a registrar todo lo que tenían. “Terminó siendo un disco, pero le pusimos Demo en la tapa”, bromea Martín. De esta manera, surge Demo 2003, que cumple 15 años y tendrá su fiesta el sábado 24 de noviembre en el Teatro Vorterix. Actualmente, para Ojos Locos, sacar un disco es una cuestión artística y no una obligación. “Casi una necesidad de vida o muerte”, explica metafóricamente Juan.

Las libertades de la banda se hacen visibles también en la manera de encarar los shows. La decisión general es que no haya limitaciones, sino respeto por los deseos propios y compromiso con el grupo. Si bien cada uno tiene sus responsabilidades por el lugar que ocupa en la banda, nada les impide opinar sobre las luces o la escenografía. Es que para este grupo si hay sueños, hay posibilidades y cuando hay ganas de hacer, seguramente sea posible. “Esto, como la vida, se alimenta de sueños. Si no empezás a pensar, a verte y a sentirte como soñás, te perdés. Hay muchas cosas que están dentro de los parámetros del éxito en la sociedad y la cultura que tienen que ver con los sueños”, teoriza Martín y se atreve a fantasear con un Luna Park, un Obras y hasta un River. Mientras, cita la premisa que cree más importante: ser feliz con lo que se hace y poder compartirlo cada vez con más gente.

“Asi que soñemos”, culmina el músico y da pie a que Juan advierta la importancia de trabajar mucho y no abandonar esos anhelos hasta que se cumplan. El sueño de Martín un día fue tener un grupo de amigos para compartir la música y eso creció hasta devenir en momentos con artistas como Skay, Mimí Maura y Alejandro “El Bocha” Sokol.

La historia con el ex músico de Sumo y Las pelotas es especialmente memorable para la banda. Cuenta la anécdota que una vez invitaron al Bocha a tocar en el Teatro de Flores y, desde los ensayos, todo empezó a vibrar de una forma inimaginable. Una de las primeras veces que se acercó a la sala llegó tarde y lo primero que hizo fue poner todos los equipos al máximo. Juan confiesa que para ese entonces la banda venía cuidando extremadamente su prolijidad para mantener el crecimiento que estaban teniendo, pero la presencia de Sokol los puso en un lugar nuevo. “Lo que me quedó de él fue la falta de miedo”, menciona el guitarrista. Una vez en el escenario, hicieron 3 temas de Sumo y uno de Ojos Locos. “Estábamos tocando ‘Esta ciudad’, que es unacanción larga y el tipo, a mitad del tema, encaró para la puerta que hay al costado del escenario y se fue”, recuerda Martín entre risas. En la tarima seguía el show, pero el cantante se había ido a buscar al Bocha, con quién se reencontró casi llegando a la calle, lo agarró del brazo, lo miró a los ojos y decidieron juntos retornar al escenario para terminar el tema. “Era una persona muy cariñosa, pero extremadamente impredecible. Poder haber compartido con él fue un aprendizaje brutal”, completa Martín.  

Las anécdotas en 17 años sobran. Recuerdos de momentos compartidos con colegas, viajes, la vez que el público llevó caretas para “Monito”, o cuando tocaron en Ferro. La banda se presentó en el microestadio con tan solo 6 años de existencia. Todo fue tan rápido e inesperado que ni llevaron a alguien que haga fotografía o grabe ese momento. “Ojos Locos es un tren sin frenos”, define Juan.

La banda viene de una gira por Mendoza y el hecho de ir a otras ciudades y que la gente conozca los temas resulta un momento único. “Sentir que estás ahí pura y exclusivamente por esas canciones, por ese sueño que empezaste hace muchos años, tiene una magia especial”, sentencia Martín.

Por el momento, deciden no definir a Ojos Locos para no quedarse estancados. Decir qué es la banda podría incurrir en el riesgo de no dar cuenta del pasado o de cerrar las puertas del futuro. Ojos Locos es una entidad propia, pero es cada una de las personas que lo hacen. Es algo que se respeta ante todo, pero que se construye por las diferencias. “Ojos locos es la manera que encontramos para llevar adelante la vida y la realidad”.

TODAS LAS FOTOS