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Ete & Los Problems

Eté: "Quiero ganar dinero para poder seguir haciendo discos"

Cronista: Jeremias Wald Acuña | Fotos: Gentileza prensa

07 de Diciembre, 2017

Eté: "Quiero ganar dinero para poder seguir haciendo discos"

Con la despedida de El Éxodo (2014), el uruguayo cierra una etapa que lo llevó a conquistar ambas orillas del Río de La Plata.

La voz portentosa de Ernesto Tabárez resuena por sobre el trajín diario que reina sobre el cruce de Malabia y Soler. Los autos, las bocinas, los perros ladrando, todo se detiene cuando Eté abre su mundo frente al grabador mientras se arma un cigarrillo. La charla, entre puchos y café, recorre lo que pasó, lo que está sucediendo y lo que vendrá. Tiene mucho para decir y, por suerte, no se lo guarda.

-A principios de año hicieron su primera gira por Europa. ¿Qué les sorprendió?

-Todo. Con los alemanes, en general, lo que se ve es que absolutamente todo es preciso. Siempre tocábamos en las mismas condiciones, lo cual nos permitió concentrarnos sólo en eso. O sea, no era cada boliche un mundo, como en Sudamérica, que siempre estás a merced del lugar. Todos los espacios allá te dejan cinco tomas de 220 (volts) para que vos te sientes y empieces a tocar. No había mayor misterio. Y un montón de esas cosas las aprendimos para nuestros shows, que no son tan difíciles. No tienen que ver solamente con guita. Otras van por el lado de cómo hacen las cosas. No sé, boludeces. Por ejemplo, la alfombra de la batería tiene las marcas de dónde va cada parte, entonces, siempre queda igual, siempre emite el mismo sonido. Marcás la alfombra y listo. Nos sirvió un montón, realmente.

-Hay una tradición reciente en la que bandas argentinas y uruguayas van a Europa y les termina yendo realmente bien, caso de La Vela Puerca o Karamelo Santo. ¿Cómo los recibieron a ustedes?

-Son bandas que tocan algo más festivo y con cosas que ellos no tienen, como vientos, percusión y ritmos. Nuestro caso es diferente, no tenemos eso. Descubrimos que algunas cosas les gustaban, como una parte del repertorio que linda con el country and western.

-¿Cuál fue el hit de la gira?

-Disfrutaban bastante de “Ruta 8” (El Éxodo, 2014). Descubrimos que la mayoría de nuestras canciones tranquilas, que se basan en el texto, pasaban desapercibidas. Fuimos corrigiendo el show. El primer fin de semana modificamos la lista y quedó esa como definitiva durante todas las presentaciones en Alemania. Cuando repetís un set cuatro veces a la semana, llega un momento en el que la banda se vuelve una máquina de matar. Éramos indestructibles, aunque, por un lado, estábamos mal entre nosotros y, por el otro, cuando subíamos a tocar era perfecto, siempre.

-Volvieron peleados, según lo que contaste. ¿Temiste que se acabara la banda?

-Supongo que en algún momento sí. Pero supuse que íbamos a poder resolverlo. Y haciendo, que a mí me parece que es lo que mejor nos puede ocurrir. El primer paso para hacer que todo anduviera fue trabajar las canciones nuevas. Eso renovó nuestro compromiso. Construimos nuestra amistad ahí adentro. Y son de las más importantes que tengo. Cuando llegan las canciones nuevas es cuando nos damos cuenta por qué estamos en esto. Creo mucho en la misión que tenemos. Hay un trato y además una tarea. Eso nos ordena también. Igual, la otra vez estaba buscando cosas para un material audiovisual que estamos haciendo, y empecé a bajar videos y encontré un montón de momentos muy graciosos que tenemos. Ves los videos y estábamos riéndonos de cualquier cosa. Y si bien tuvimos dos o tres episodios realmente intensos de estar peleados, siempre más o menos nos acomodábamos.

-Hablando de videos, ¿consideras que el de “Jordan” los catapultó?

-Cuando lo sacamos se fue todo a la mierda. Dije: “Quiero estar un día en la calle y que alguien me pregunte ‘¿vos sos el del choripan?’” (Risas). Y lo logramos, me pasó varias veces. Hay cosas mágicas cuando te ponés a hacer algo. O sea, la canción dice que se viene la tormenta, y se vino. Me parece muy evocador el video, eso es muy lindo. Porque tiene todo el universo del que habla la canción. Es mi adolescencia jugando al básquet en las canchas de mi colegio. De hecho, en el video hay gente que no conocemos, que se sentó ahí, en la cancha, y que le dio un montón de verdad al video. Por ejemplo, hay un pibe con la camiseta de Peñarol en el fondo gritándole a otro.



-¿Cómo fue el proceso de composición para El Éxodo?

-Casualmente, coincidió con el final de una relación de como nueve años  que tuve y me fui a la casa que me prestó un amigo, Seba Teysera, de La Vela Puerca. Para resolver dónde vivir también, es una casa muy extraña en Montevideo. Porque está a dos metros de una vía del tren y en Uruguay no hay trenes, solo unos de carga. Pero esta casa queda en la estación central. Entonces, de golpe estaba en un lugar donde pasaban trenes, y solo, con un piano, una guitarra, una compu, una libreta y un micrófono. Y me encerré a hacerlo, además porque yo no quería enfrentar todo lo que tenía que enfrentar.

-¿Necesitas de esa soledad?

-Sí, claro. Primero porque necesito pensar. Pienso un montón cuando hago los discos: toco la guitarra, pienso; toco el piano, pienso; escucho algo, pienso; leo algo, pienso; es como un gran soliloquio. Necesito un espacio porque además si hay otra persona, hay juicio. Puedo suspender el juicio cuando estoy trabajando solo. Ahora estoy llevándole canciones a los Problems (la banda que lo acompaña) para empezar a trabajarlas. Mi idea es, después del show en Buenos Aires, terminar de escribir el disco que está ahí, casi listo.

-¿Tus canciones pueden enmarcarse como uruguayas?

-Sí, y montevideanas, además. En todo caso, cada generación reformula qué quiere decir eso. La obra de Zitarrosa directamente es fundacional sobre qué es hacer canciones en Uruguay. En mi casa se escuchaba a ZitarrosaViglietti, al SabaleroJaime Roos. Después le fui sumando cosas: encontré a Darnauchans, que estuvo muy cerca de mío y me guió. Aprendí a hacer canciones porque el Darno me dijo que era lo mejor que podía hacer. Después, cuando empecé a elegir discos, opté por música de Argentina. No escuchaba música de Uruguay, la de allá ya la tenía.

-¿Qué escuchabas?

-A los 10 años fui a ver “La rueda mágica tour”, que era la gira de El amor después del amor (1992, Fito Páez) y me voló la cabeza. Vi el show y para Navidad quería ese disco, que estaba agotado obviamente. Entonces, me regalaron Ey (1988), que es un álbum oscurísimo de Páez, que habla de travestis, de resaca, es NeuUrdapilleta, el Parakultural, drogadictos. Y me lo dieron con 10 años y dije: “Ah, hay un mundo que nunca me habían mostrado”. Ese disco es fundacional en mí, y me di cuenta tarde. Cuando lo vuelvo a escuchar, creo que hay un montón de mi música que está ahí. También Charly García me cambió la vida, junto con DylanLou Reed y los artistas uruguayos que mencioné, que son claramente los tipos que más escuché.

-¿Y cómo te llevás con el streaming?

-La descarga digital es la nueva radio. Sin embargo, hay algo que es cierto, hacer música cuesta dinero. Una bocha de guita. Y yo quiero ganar dinero para seguir gastándolo en hacer discos. En el mundo capitalista, el amor también se mide en base a esto. La otra vez que tocamos estaba lleno de pibes de 20 años, que laburan de cadetes y se gastaron el siete por ciento de su sueldo en ir a vernos. Eso es algo que hay que honrar, que un tipo venga y ponga su dinero es como decir: “Bueno, te voy a dar todo”. Nosotros nos basamos en dos partes: una es hacer buena música y la otra es realizar shows a los que la gente quiera ir. Y en eso estamos.  

-En relación a esto último, ¿con qué se va a encontrar el que asista a Uniclub?

-Vamos a hacer un show nuestro, como los de Montevideo, con las mejores luces, equipos y sonido que conseguimos. Toda la puesta en escena es nuestra. A los que vengan a vernos les vamos a dar lo mejor que podamos hacer, dentro de la hora y media que tocaremos.

-¿Qué tiene que tener una banda para que la sientas cercana?

-Más allá de la afinidad sonora, hay algunas con las que somos amigos porque hacen música por la misma razón que nosotros. Se basa sólo en un criterio arbitrario, no tengo por qué darle ninguna explicación a nadie, porque es lo que me gusta a mí. Creo que hay una hoguera eterna de la canción universal, donde hay gente que tira leña y hay otra que no. Por eso, la gente que tira leña y hace fuego, es mi amiga.

*Viernes 8 de diciembre en Uniclub, Guardia Vieja 3360. A 21.

 

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