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Lovorne

Luciano Napolitano: "Gracias a Dios, mi viejo está siempre cuidándome"

Cronista: Dario Kullock | Fotos: Jose Fuño

24 de Noviembre, 2017

Luciano Napolitano: "Gracias a Dios, mi viejo está siempre cuidándome"

Luciano Napolitano y Adrián Espósito, violero y batero del trío, hicieron un repaso por la historia de la banda que este sábado cerrará el año en el Teatro de Flores, y expresaron su orgullo por el legado de sus padres, Norberto “Pappo” Napolitano y Juan “Locomotora” Espósito.

Para Luciano Napolitano, la dicotomía entre el honor por ser heredero de la obra artística de Pappo y la necesidad de despegarse y escribir su propia historia siempre planteó un fuerte debate interno. Luego de presenciar la trágica muerte de su padre en la ruta, el ya líder de Lovorne entró en un largo período de introspección en el que su grupo estuvo a punto de desaparecer, pero el arribo de Juan "Locomotora" Espósito, baterista pionero del rock nacional con El Reloj y gran amigo del Carpo, supuso un renacer tanto personal como musical que quedó plasmado en Lovornetorium (2016), su más reciente disco de estudio.

Casi como si se tratara de un caso de destino manifiesto, “Locomotora”, primer batero en usar el doble bombo en Argentina, falleció en 2016, y su lugar fue ocupado por su hijo, Adrián Espósito. Con los hijos de las leyendas más el brillante Marcelo Bracalente en bajo, Lovorne continúa transitando un estado de gracia que encontrará su pináculo este sábado cuando la emblemática moto de Norberto Napolitano sea exhibida en Tigre como preámbulo a un recital épico en el Teatro Flores.

-¿Cómo se va a desarrollar el evento de este sábado?
Adrián Espósito
: -La fiesta va a comenzar a las 14 hs en el playón de Tigre, donde va a haber diferentes artistas plásticos, pintores, escultores y fotógrafos, que tendrán el objetivo de inmortalizar “Victoria”, la icónica moto del Carpo. Va a haber un montón de conjuntos tocando en vivo. La caravana va a salir a las 19 hs para el Teatro de Flores, a las 21 hs vamos a dar puertas y a los primeros 120 que lleguen les van a dar de degustación un vaso de “Berlina Red Ale de Pappo”. Primero tocará Hórdago, después Fierro, y a las 23 cerramos nosotros. La lista de temas va a ser variada, recordando toda la discografía, con algunos covers de mi viejo, algunos del viejo de Luciano, y muchos artistas invitados y sorpresas que sólo van a poder vivir los que vayan.

-¿Cómo surgió la idea de organizar esta movida?
Luciano Napolitano
: -Este año arranqué la moto de mi viejo y la traje para mi casa, porque estuvo en exposición privada para los músicos durante años en lo de Jorge “Corcho” Rodríguez. Un día en casa, después de realizar mis tareas hogareñas, me puse a tocar la guitarra y vi que tenía mi moto y la de mi viejo, y decidí que tenía que vender una. Y cuando pensé en tener la de mi viejo sola, me di cuenta que no la usaría todos los días, sino únicamente para ocasiones importantes. Ahí se me ocurrió la posibilidad de mostrársela a la gente, al chabón común y corriente. Entonces dije: “la pongo en público, gratis, al aire libre, y de paso invito amigos míos que son artesanos, que tienen sus cosas para exponer y vender, y aprovechar la oportunidad para pintar la moto”. Así que va a pasar a ser parte del escenario. Lo de llevar la moto al Teatro de Flores y subirla al escenario es una idea de Adrián, no va a seguir estando en los conciertos de Lovorne.

Entonces, ¿cuál va a ser el destino de “Victoria” de ahora en más?
LN:
-No la voy a usar para salir a la ruta, la usaré para ciertos eventos y capaz que queda en exposición, y después me la traigo yo o un flete de confianza. Siempre hay un miembro de “Hell’s Angels” cerca, cuidándola; tiene mucho espíritu, la gente le tiene mucho cariño. Yo la tengo como si fuera una parte de mi viejo, duerme adentro de mi casa. Con “Corcho” Rodríguez también estaba bien cuidada, pero cumplió su etapa en el anonimato popular y ahora es momento de salir a la luz.

-¿Por qué creen que hay una relación tan estrecha entre el rock´n roll y la cultura motoquera?
LN:
-Yo a mi casa no puedo invitar a mucha gente, tengo que moverme para tocar. Y para desplazarme de un lado a otro necesito la ruta, es un vínculo fundamental para cualquier músico. Yo tengo mi moto, un YBR 125 que uso todos los días, ando por todos lados. Pero últimamente me estoy dedicando muchísimo a la música, y no tengo la libertad que tenía antes de poder irme un fin de semana y olvidarme de todo.

-¿Cómo se llevan con la identificación con sus padres?
LN:
-No es fácil cargar con esto de que te encasillen como “el hijo de…”, porque no puedo ir por el mundo todo el tiempo explicando que yo soy yo, no soy de nadie, soy mío. Pero estoy orgulloso de mi viejo. Estar presente el día que muere tu papá es jodido, y en este ambiente se dijeron muchas boludeces, hasta que tuve que salir yo, tristemente, a decir las cosas como eran. Es muy indignante darme cuenta de que está lleno de estúpidos que abren la boca y empresarios que les dan bola. Yo busqué toda mi vida a mi viejo y cuando lo encontré se murió, le pasó un auto por arriba. No tenía ganas de vivir. Gracias a Dios está la música, y mi viejo siempre acá al lado, cuidándome.

AE:
-Al principio me costó, porque tenía que sacar los temas de mi viejo, los primeros shows los toqué llorando casi todo el recital. Es una mezcla de sentimientos, una pelea constante. Aún así, yo me tatué “Locomotora”, él se tatuó “Pappo”, no renegamos de nuestra herencia, al contrario.

-Luciano, ¿cómo te acoplás a toda esta exposición que está teniendo Lovorne últimamente?
LN:
-Mi parte profesional está muy cómoda. Mi parte animal se va acomodando. Antes era mucho más animal que ahora, y hay cosas que tuve que dejar de hacer para estar a la altura de Adrián y Marcelo. Yo estuve en un momento muy jodido, sin entrar en detalles médicos, pero estuvo delicada mi situación. “Beto” Ceriotti fue uno de los primeros que se acercó a ese lugar de perdición, yo le digo el agujero de la muerte, un lugar en la mente que ya está cerrado. Desde 2005 a 2006 andaba en la moto de mi viejo a fondo por todos lados, parecía que me la quería pegar, y “Beto” me bajó del pony. Ahora es todo vida, ya no me interesa lidiar con cosas oscuras, aunque siempre voy a estar con mi sombra, eso ya lo acepté.

-¿Cómo ven al rock nacional en la actualidad?
LN:
-Yo entiendo que el espacio que hay en los medios no puede ser todo para el rock, pero hay bandas que suenan como la concha de la lora, y tendrían que ser difundidas. Tiene que haber más auditorios, tiene que irse el prejuicio de que el rock es violencia y droga. El rock es familia, amistad, ruta, responsabilidad, trabajo, cumplir horarios. La falopa, como decía mi viejo, la traen los aviones, no los rockeros, y nosotros no manejamos los aviones. ¿La droga es mala? Sí, si me como 4 kilos de azúcar también es malo; el alcohol también, y no te ponen un límite. ¿Por qué no me vendés faso? Porque se termina el narcotráfico, el negocio de ellos. Al final es siempre lo mismo: tenés un local, una entrada y una barra; la entrada es lo que tenés que pelear como grupo, tiene que ser tuya. El dueño hace su negocio con la barra y de ahí paga todo lo demás. Porque a vos el ensayo, la cuerdas, la electricidad, los quilombos que tenés con los vecinos, no te los paga nadie. Esa de que te quieren cobrar por tocar, ¿dónde la viste? Pero pegate un tiro en la cabeza y dejá a la gente trabajar. En la cabeza del choto, digo (risas).

AE:
-Talentos hay un montón, lo que pasa es que no hay plata dedicada al arte. En yankilandia, si vos querés vivir de tirar piedras con una hondera, te llevan a una olimpíada en la que tirás piedras con hondera, y te bancan ellos. Acá tenes que laburar, estudiar, hacer las cosas de tu casa, y por ahí te queda una hora para tocar. Y encima cuando querés hacer algo, viene un pelotudo y te pisa la cabeza. Hay conjuntos independientes que se rompen el orto para grabar en el mejor estudio, hacen el mejor arte, y después llevan el álbum a la radio y capaz que lo encontrás tirado en la calle sin abrir.

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