Blues Motel
Golpea
Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro
18 de Julio, 2006
En su séptimo disco la banda del Conurbano Norte se desliga de su última placa siguiendo la línea de “Un tajo en la oreja” y “Rescate Moebius”. Un material que se amolda más a los tiempos que corren, pero que no pierde la esencia
Blues Motel anunció la realización de tres discos para este fin de temporada 2006, un hecho inédito para el rock local. Por lo que la banda comenzó el año con 6 discos y lo terminará con 9. Una movida de prensa que busca encontrar su rédito para un conjunto que año a año la sigue peleando en la búsqueda, y la aceptación, de un sonido diferente dentro del mundo del rock and roll.
“Golpea” es el nombre que Blues Motel eligió para llamar a su séptimo disco. Según ellos el más visceral, el que los lleva a lo más primitivo Y desde el principio el golpe es fuerte. “Un círculo” es el comienzo más poderoso que la banda realizó en todas sus placas (más que “El indio” y “Arde”). Y con él, la idea del disco ya se va perfilando. En “Mañana Dios dirá”, Adrián imposta la voz y se vuelve a hacer cargo del micrófono.
Algo que no hacía desde el primer material (“Volumen 1”) en “Aunque a veces…”. Consigue un rock oscuro y sucio, y demuestra lo mejor de su guitarra. “Es duro lo que ves” arranca con un riff made in Rolling Stones para llegar a un estribillo popero. Sigue una power “Pájaros en la frente”, quizá el mejor tema del disco, con una guitarra súper pegadiza y un Gaba a pura fibra y afinación. En “Tu confianza”, el teclado de Sebastián Voyajtides da comienzo a un tema que en el mercado actual resultaría “consumible”, pero que escapa a la raíz del grupo. Se luce el cantante al lograr afinadísimos agudos. “Atardecer” tiene algo de Faces en esa guitarra con slide, por eso es una canción que podría haber ingresado en cualquiera de los discos anteriores de la banda. “Mirá como estás” es de lo más simple, pero también una de las más pegadizas en su estribillo. En “Dejame entrar” Adrián saca otra vez esa viola adhesiva que lleva el track hacia la calma del estribillo para volver a explotar. “En “Frío en tus ojos” Gaba rapea en clave rock en uno de los temas más oscuros de la placa. “Nadie está lejos” es una canción que no tiene nada de Blues Motel, y eso lo convierte en el hallazgo más rico del disco. Una onda british pop rock con una guitarra que juega con la voz de Gaba, con un solo muy indie de Adrián. En “Una moneda” recuperan la fuerza y salen con todo. El final es como un avance para lo que será el próximo disco: una balada rock con la pluma triste de Adrián.
“Golpea” es más que un disco, es una declaración de principios para una banda que desde que se metió en el rock and roll trató, y consiguió, darle un toque distinto. Un golpe fuerte, cargado de rock, y revestido de roll, en el que pese a ser el primer disco sin su segunda viola, Andrés Casasco, se lo nota compacto, lleno y abierto a todo los oídos que acepten el rock como un estilo de vida o como la simple admiración hacia un género ya politizado. Una vuelta a sus comienzos sostenido por la madurez de una banda ya consagrada.
“Golpea” es el nombre que Blues Motel eligió para llamar a su séptimo disco. Según ellos el más visceral, el que los lleva a lo más primitivo Y desde el principio el golpe es fuerte. “Un círculo” es el comienzo más poderoso que la banda realizó en todas sus placas (más que “El indio” y “Arde”). Y con él, la idea del disco ya se va perfilando. En “Mañana Dios dirá”, Adrián imposta la voz y se vuelve a hacer cargo del micrófono.
Algo que no hacía desde el primer material (“Volumen 1”) en “Aunque a veces…”. Consigue un rock oscuro y sucio, y demuestra lo mejor de su guitarra. “Es duro lo que ves” arranca con un riff made in Rolling Stones para llegar a un estribillo popero. Sigue una power “Pájaros en la frente”, quizá el mejor tema del disco, con una guitarra súper pegadiza y un Gaba a pura fibra y afinación. En “Tu confianza”, el teclado de Sebastián Voyajtides da comienzo a un tema que en el mercado actual resultaría “consumible”, pero que escapa a la raíz del grupo. Se luce el cantante al lograr afinadísimos agudos. “Atardecer” tiene algo de Faces en esa guitarra con slide, por eso es una canción que podría haber ingresado en cualquiera de los discos anteriores de la banda. “Mirá como estás” es de lo más simple, pero también una de las más pegadizas en su estribillo. En “Dejame entrar” Adrián saca otra vez esa viola adhesiva que lleva el track hacia la calma del estribillo para volver a explotar. “En “Frío en tus ojos” Gaba rapea en clave rock en uno de los temas más oscuros de la placa. “Nadie está lejos” es una canción que no tiene nada de Blues Motel, y eso lo convierte en el hallazgo más rico del disco. Una onda british pop rock con una guitarra que juega con la voz de Gaba, con un solo muy indie de Adrián. En “Una moneda” recuperan la fuerza y salen con todo. El final es como un avance para lo que será el próximo disco: una balada rock con la pluma triste de Adrián.
“Golpea” es más que un disco, es una declaración de principios para una banda que desde que se metió en el rock and roll trató, y consiguió, darle un toque distinto. Un golpe fuerte, cargado de rock, y revestido de roll, en el que pese a ser el primer disco sin su segunda viola, Andrés Casasco, se lo nota compacto, lleno y abierto a todo los oídos que acepten el rock como un estilo de vida o como la simple admiración hacia un género ya politizado. Una vuelta a sus comienzos sostenido por la madurez de una banda ya consagrada.
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