Miguel Cantilo
Clásicos
Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro
09 de Noviembre, 2005
Todos los días al visitar cualquier lugar de ventas de discos puede notarse como los artistas editan placas como si plantaran flores. Al entrar podemos encontrar nuevas producciones de los más destacados interpretes como de los más ignotos. Todos los días
Todos los días al visitar cualquier lugar de ventas de discos puede notarse como los artistas editan placas como si plantaran flores. Al entrar podemos encontrar nuevas producciones de los más destacados interpretes como de los más ignotos. Todos los días pueden aparecer en cualquier mochila de compactos nuevos álbumes de los más variados estilos.
Al finalizar el año y comprobar cuántos fueron los discos escuchados surgen comparaciones y uno intenta dar un balance de lo que fue el calendario a nivel musical. Y sin ésta placa no hubiese sido posible destacar un compacto por encima de los demás. Pero por suerte llegó y sin ningún temor puede afirmarse que estamos ante el mejor trabajo presentado en el corriente, ya que el disco fue grabado el año pasado pero por distintos temas discográficos no pudo ver la luz hasta hace algunas semanas.
“Clásicos” es un compilado fresco aunque esté repleto de canciones de antaño y otras más recientes. Un material exquisito en el que Miguel Cantilo, un pedazo grande la historia del rock en la Argentina. Integrante de Pedro y Pablo y destacado solista, aúna a los grandes de la música local (algo que no muchos podrían hacer) como Fabiana Cantilo, Ricardo Mollo, Charly García, Andrés Calamaro y León Gieco para realizar un disco de esos que quizá hoy pasen sin pena ni gloria por la catarata de hits que predomina en el circuito. Pero que un futuro será valorado como lo merece.
“Adonde quiera que voy” junto a Fabi Cantilo (otra que se metió con los clásicos del rock) da comienzo a un álbum en el que la poesía de Miguel parece acomodarse bien a la actualidad. Una canción fascinante donde la voz de la ex de Fito Paez se acopla perfecto a la de Cantilo. Le sigue el tradicional “Yo vivo en esta ciudad” en el que el uruguayo Rubén Rada le pone la voz a un tema bien porteño. En “Padre Francisco” Ricardo Mollo interpreta con grandeza uno de los mejores punteos del rock nacional creado por Kubero Díaz.
“Blues del éxodo” le da lugar a Hilda Lizarazu, que demuestra porque es la voz femenina más dulce de estos pagos. A continuación vienen algunas de las vértebras de la columna del rock: Andrés Calamaro en “Che ciruja”, un tema que se acomoda perfecto a los gustos actuales de el Salmón; Charly García y su conocida elocuencia para dar teclados, bajo, guitarra y voz al anti-represor “Apremios ilegales”; y León Gieco para la canción que fue prohibida en la dictadura por ¿obscena?, y luego popularizó el Cantante en su placa Alta Suciedad, “Catalina Bahía”.
Pasan los “Sueños de la cultura” (con Claudia Puyo) y el conocidísimo “Donde va la gente cuando llueve?” (con Juan Carlos Baglietto). Para el tema diez otro de sus hits, este más contemporáneo, la genial “Gente del futuro” junto al pelado Cordera (un poco perdido entre tantos grosos). Aunque el disco diga que sigue “La jungla tropical” interpretada con los Beach Boys argentinos, Los Súper Ratones, continúa “Que sea al sol”, mejor tema de la placa. Y eso que lo hace con Alejandro Lerner. Pasa el rocanrolazo “Tiempo de guitarra” en compañía de Moris y llega una “Marca de la bronca” espectacular al estilo todos juntos por África, todos los artistas antes mencionados más Maria José Cantilo y Jorge Durietz (el Pedro del duo) entonando uno de los temas de protesta y propuesta mejor realizados.
Este álbum llega en un momento en el todas las bandas de rock parecen querer ir más para atrás en busca de esas joyas que el tiempo dejó. Un disco merecido para un artista que no fue acompañado por la ventas, pero sí por el reconocimiento de indagar una vuelta distinta al ambiente. Un disco de poesía y melodías. El mejor trabajo nacional del año.
Al finalizar el año y comprobar cuántos fueron los discos escuchados surgen comparaciones y uno intenta dar un balance de lo que fue el calendario a nivel musical. Y sin ésta placa no hubiese sido posible destacar un compacto por encima de los demás. Pero por suerte llegó y sin ningún temor puede afirmarse que estamos ante el mejor trabajo presentado en el corriente, ya que el disco fue grabado el año pasado pero por distintos temas discográficos no pudo ver la luz hasta hace algunas semanas.
“Clásicos” es un compilado fresco aunque esté repleto de canciones de antaño y otras más recientes. Un material exquisito en el que Miguel Cantilo, un pedazo grande la historia del rock en la Argentina. Integrante de Pedro y Pablo y destacado solista, aúna a los grandes de la música local (algo que no muchos podrían hacer) como Fabiana Cantilo, Ricardo Mollo, Charly García, Andrés Calamaro y León Gieco para realizar un disco de esos que quizá hoy pasen sin pena ni gloria por la catarata de hits que predomina en el circuito. Pero que un futuro será valorado como lo merece.
“Adonde quiera que voy” junto a Fabi Cantilo (otra que se metió con los clásicos del rock) da comienzo a un álbum en el que la poesía de Miguel parece acomodarse bien a la actualidad. Una canción fascinante donde la voz de la ex de Fito Paez se acopla perfecto a la de Cantilo. Le sigue el tradicional “Yo vivo en esta ciudad” en el que el uruguayo Rubén Rada le pone la voz a un tema bien porteño. En “Padre Francisco” Ricardo Mollo interpreta con grandeza uno de los mejores punteos del rock nacional creado por Kubero Díaz.
“Blues del éxodo” le da lugar a Hilda Lizarazu, que demuestra porque es la voz femenina más dulce de estos pagos. A continuación vienen algunas de las vértebras de la columna del rock: Andrés Calamaro en “Che ciruja”, un tema que se acomoda perfecto a los gustos actuales de el Salmón; Charly García y su conocida elocuencia para dar teclados, bajo, guitarra y voz al anti-represor “Apremios ilegales”; y León Gieco para la canción que fue prohibida en la dictadura por ¿obscena?, y luego popularizó el Cantante en su placa Alta Suciedad, “Catalina Bahía”.
Pasan los “Sueños de la cultura” (con Claudia Puyo) y el conocidísimo “Donde va la gente cuando llueve?” (con Juan Carlos Baglietto). Para el tema diez otro de sus hits, este más contemporáneo, la genial “Gente del futuro” junto al pelado Cordera (un poco perdido entre tantos grosos). Aunque el disco diga que sigue “La jungla tropical” interpretada con los Beach Boys argentinos, Los Súper Ratones, continúa “Que sea al sol”, mejor tema de la placa. Y eso que lo hace con Alejandro Lerner. Pasa el rocanrolazo “Tiempo de guitarra” en compañía de Moris y llega una “Marca de la bronca” espectacular al estilo todos juntos por África, todos los artistas antes mencionados más Maria José Cantilo y Jorge Durietz (el Pedro del duo) entonando uno de los temas de protesta y propuesta mejor realizados.
Este álbum llega en un momento en el todas las bandas de rock parecen querer ir más para atrás en busca de esas joyas que el tiempo dejó. Un disco merecido para un artista que no fue acompañado por la ventas, pero sí por el reconocimiento de indagar una vuelta distinta al ambiente. Un disco de poesía y melodías. El mejor trabajo nacional del año.
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