Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Santiago Tavella

Otro Tavella: Bien Clarito

Cronista: Sergio Visciglia

10 de Junio, 2021

Otro Tavella: Bien Clarito

Otro Tavella & Los Embajadores del Buen Gusto traen un disco apreciable desde todas las formas por las que se lo pueda indagar.

Cuando empezamos a recorrer las canciones de Bien Clarito, que no nos sorprenda si nos agarra algún dejo de nostalgia de viejos tiempos de El Cuarteto de Nos, aunque mucho más actualizados. Tenemos a su bajista y compositor en plena acción. Viajaremos por las trece canciones por distintos personajes inesperados, descripciones magníficas, historias absurdamente espectaculares y hasta adaptaciones de poemas de Federico García Lorca (“Romance sonámbulo”) y Antonio Machado (“Se canta lo que se pierde” tomando versos de “Otras canciones a Guiomar”).

“Obligado y Libertad” inaugura con una punzante mirada hacia el progreso del sistema y en la dinámica de control en el que estamos sumergidos bajo la premisa de la seguridad (“me siento mucho más tranquilo porque sé que estoy adecuadamente vigilado”). La línea descriptiva seguirá con pachanguera “En la Línea D” que nos muestra a una pasajera del subte que se prende a las escaleras normales y se queda ahí quieta como si fueran las mecánicas.

Los ojos que no ven y los corazones que no sienten intiman con el amor es ciego en “El fantasma del deseo” (“yo no creo en lo que no veo”), y los refranes que se cuentan al mejor estilo Chapulín Colorado en la desopilante “Al amor regalado no le mires el caballo” nos llevan a tararear, por qué no, aquello de que “el que quiere celeste que mezcle azul y blanco”.

Los ritmos folklóricos del cono sur asoman en el temazo que es “Yo vendo mis ojos” donde las mismas palabras pueden tener diferentes significados. Los ojos se vuelven de papel y los huevos de porcelana en “Papel y porcelana” (“los Rayban siempre son truchos”). Sigue “Pude haber soñado” con la historia de un pueblo en el que nadie más tuvo sexo y luego de sesenta años todas las personas que vivían allí eran iguales. “Todos blancos como la toalla del vencido”.

Nunca mejor puesto aquello de Los Embajadores del Buen Gusto porque el estado compositivo actual de Tavella realmente es exquisito. “Locas quilomberas” es un ejemplo perfecto: una letra tan rica como divertida en un tema rockero y poderoso. Hay calma en “Mi sueño es realidad” y su riff guitarrero puntiagudo. Y llega otro punto altísimo del disco con “Ideas para una película” donde la historia narrada vuelve a ser protagonista. Una locura hermosa. Ideal para escucharla viendo el videoclip, con escenas de los clásicos “El hombre de la cámara” de Dziga Vértov y “Ocho y medio” de Federico Fellini.

“Literalmente he acabado el sentido figurado” concluye Tavella con “No te olvides de acordarte”, última pieza del álbum. Un resumen perfecto de todo el trabajo y de lo que es el músico como autor, compositor e intérprete. Así corona una obra magnífica, con muchos puntos muy altos y muchas canciones de esas que te dan ganas volver a escuchar. Todo siempre desde su costado irónico, tan simple como rebuscado. Todo muy Tavella, siempre infiel a sí mismo. Vos siempre cambiando, ya no cambiás más…

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