Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Vagantes Nocturnos

Movámonos

Cronista: Pablo Andisco

19 de Julio, 2011

Movámonos

En su segundo trabajo, la banda sigue la senda de la elegancia stone.

Desde 1993 los Vagantes Nocturnos vienen, justamente, deambulando por las noches del rock and roll, un camino que incluyó también festivales y eventos solidarios. Originarios de Parque Patricios, sufrieron varios cambios en su formación y quedaron establecidos como sexteto con Matías Barrena en voz, Rubén Aldao en armónica y guitarra; Mariano García en guitarras, voces y teclados; Adrián López en bajo, Leandro González en guitarra, banjo, lap steel y teclados y Diego González en batería y percusión. Movámonos es el tercer trabajo oficial de una discografía que se completa con un demo (Endemoniado, 2002) y el álbum, Nube, editado en 2005 de modo independiente, que ya había mostrado las credenciales de la banda.

Aquí continúan con su rock and roll de neta raíz stone (no es casual el nombre de la banda, inspirado en el “Midnight rambler” firmado por Jagger-Richards en Let it bleed) pero con algunos de los tantos matices propios de las Majestades Satánicas, que sin embargo, no siempre son explorados por los grupos nacionales que abrevan de ellas. Por eso, quizás como pocas otras veces esté tan bien elegido un nombre, porque es marcado el sonido de la edad dorada de los Stones, la transición de los 60 a los 70, con los últimos destellos de Brian Jones y el talento emergente de Mick Taylor: muchas guitarras acústicas, coros y armónicas estratégicamente ubicados, y unos cuantos teclados embelleciendo lo desprolijo,

Y estas características se hacen bien manifiestas en canciones como “Movámonos” o “En estos momentos”, aún con algunas dificultades a la hora de redondear los temas, una constante a lo largo del material. En “Blasfemando” y “Se eleva”, la banda pela un sonido más garagero, mientras que la canción rock “A caer” podría rotar tranquilamente en las radios y “Purel” los acercan a un pop bailable, mostrando el costado más accesible de los Vagantes, que se contrasta con la épica galopante de “No llores” y las guitarras más gruesas y podridas de “El secreto”. 

La armónica punzante de “Bella musa” recuerda los momentos más rocanroleros de Los Piojos y también hay instantes más calmos, como “Aguamansa”, balada de piano increscendo, y “Parpadear”, que refresca el cierre del álbum de un modo acústico, siguiendo la línea de tiempo británica que va de Los Beatles a Oasis.

De esta manera, Vagantes Nocturnos redondea un buen material que los ayuda a encaminar su propio sonido dentro del universo stone.

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