Guasones
Toro Rojo
Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro
03 de Agosto, 2005
Con 13 años de carrera, Guasones, una banda de rock platense con destellos de country, folk y hasta pequeñísimos aportes punkrockeanos, vuelve al ruedo después de un receso de dos años y medio desde su último disco “Como animales”.
Toro rojo fue el nombre elegido para esta nueva placa en la que se puede ver un claro progreso que, seguramente, tendrá que ver con la madurez alcanzada por el conjunto luego de que un accidente en la ruta y el posterior alejamiento de dos integrantes los obligara a un parate. Además, no se puede negar que otro valor agregado debe haber sido la participación de dos bestias como Alfredo Toth y Pablo Guyot en la producción.
¿Cuál es el condimento disímil que logra Guasones para la música? Quizá no haya respuesta, pero un rock de guitarras sucias (“Paranoia 26”, el corte “Dame” y “Gracias” son claro ejemplo) y una lírica que no pasa desapercibida puede ser la respuesta . Sobre todo en temas como “Fiebre” y Flores Negras” donde la voz de Facundo Soto invita al escucha a captar el sentido en compañía de unas guitarras que se van deshojando con el correr de la fábula.
Aunque en este disco no se pueda disfrutar tanto de la clásica balada guasona, ni de esas armónicas dylaneras, los fanáticos tendrán un lugar donde reparar sus lagrimas en “Chica de ojos tristes” (un tema de las primeras épocas), canción en la que un dulce piano, acariciado por Chuky Di Paola (tecladista piojoso), acompaña una historia de súplicas amorosas.
Temas como “Down”, con un estribillo híper pegadizo, y “Ruta 36” responden al origen Guason y también logran dar una idea de un bien logrado resumen de sus tres disco anteriores.
Manteniendo la misma fuerza que traían los animales del disco anterior, este toro emprende con la misma furia. Y avanza, con el correr de los temas, hacia una embestida musical digna de una banda con futuro en alza y presente, ya en la bolsa. La banda integrada por Facundo Soto (voz, y no cantante, porque como dice en “100 años”: a cantar no aprendí, pero igual sigo cantando), Maxi Tymczyszyn (guitarra), Esteban Monti (bajo), Damián Zeledón (percusión) y Fernando Muto (batería) dejan en claro con este disco que el crecimiento es parte de un arduo camino. Que gracias a dios no tiene por qué ser siempre el mismo. Lo mejor para ellos, lo mejor para vos.
¿Cuál es el condimento disímil que logra Guasones para la música? Quizá no haya respuesta, pero un rock de guitarras sucias (“Paranoia 26”, el corte “Dame” y “Gracias” son claro ejemplo) y una lírica que no pasa desapercibida puede ser la respuesta . Sobre todo en temas como “Fiebre” y Flores Negras” donde la voz de Facundo Soto invita al escucha a captar el sentido en compañía de unas guitarras que se van deshojando con el correr de la fábula.
Aunque en este disco no se pueda disfrutar tanto de la clásica balada guasona, ni de esas armónicas dylaneras, los fanáticos tendrán un lugar donde reparar sus lagrimas en “Chica de ojos tristes” (un tema de las primeras épocas), canción en la que un dulce piano, acariciado por Chuky Di Paola (tecladista piojoso), acompaña una historia de súplicas amorosas.
Temas como “Down”, con un estribillo híper pegadizo, y “Ruta 36” responden al origen Guason y también logran dar una idea de un bien logrado resumen de sus tres disco anteriores.
Manteniendo la misma fuerza que traían los animales del disco anterior, este toro emprende con la misma furia. Y avanza, con el correr de los temas, hacia una embestida musical digna de una banda con futuro en alza y presente, ya en la bolsa. La banda integrada por Facundo Soto (voz, y no cantante, porque como dice en “100 años”: a cantar no aprendí, pero igual sigo cantando), Maxi Tymczyszyn (guitarra), Esteban Monti (bajo), Damián Zeledón (percusión) y Fernando Muto (batería) dejan en claro con este disco que el crecimiento es parte de un arduo camino. Que gracias a dios no tiene por qué ser siempre el mismo. Lo mejor para ellos, lo mejor para vos.
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